BIOGRAFÍAS

Alexandra David-Néel, «marcharme o marchitarme»

Esta increíble mujer francesa vivió —al igual que Freya Stark— los 100 años más aprovechados que os podáis imaginar. Por dar una pincelada antes de entrar a repasar su biografía, fue cantante de ópera, periodista, anarquista, feminista, exploradora, orientalista y la primera mujer occidental que pisó la ciudad prohibida de Lhasa.

Alexandra David-Neel con 14 años

Nació en París, pero sus padres se mudaron a Bélgica con la subida al trono de Napoleón III. Su padre era profesor, y un republicano que había participado en las revueltas de 1848. Era también amigo del geógrafo anarquista Élisée Reclus, quien influyó en ella con ideas anarquistas y feministas. Estuvo vinculada un tiempo a estos movimientos, como colaboradora en el periódico La Fronde de Marguerite Duran y en las reuniones del Consejo Nacional de Mujeres Francesas, de las que se alejó porque consideraba que su objetivo —el voto femenino— no era el más acuciante para mejorar la situación de la mujer, sino su independencia económica.

Durante su adolescencia ya había ido contra lo establecido en numerosas ocasiones. Viajó por su cuenta sin avisar a sus padres, se metió en sociedades secretas, comenzó con ejercicios de ayuno y demás austeridades y se convirtió al budismo, además de iniciar sus estudios como orientalista. Además, gracias a su voz, estudió canto y trabajó en la Ópera de Hanoi (Vietnam) para ayudar a la familia con sus apuros económicos.

El matrimonio le llegó tarde para una mujer europea de su época. Como no era de extrañar, se casó con quien ella eligió y después de varios años como amantes; Philippe Neél, ingeniero jefe de los ferrocarriles en Túnez. Él, además de marido, era su amigo y respetó su necesidad de viajar y su decisión de no tener hijos, ya que no estaba dispuesta a sacrificar el sentido de su vida, sus viajes, por el exigente trabajo de madre. Suya es la frase «marcharme o marchitarme», que ilustra a la perfección sus inquietudes.

Alexandra y su hijo adoptivo Yongden

Alternó largos viajes que la llevaron a seguir estudiando budismo en diferentes monasterios, hacerse amiga de dirigentes y embajadores, meditar en una cueva a 4000 m con el adolescente Aphur Yongden —a quien adoptó como a su hijo y que pasaría con ella el resto de su vida—, conocer al Dalai Lama y recibir su bendición o viajar por India, China, Japón, Corea, Mongolia y el Tibet.

La hazaña que la hizo célebre en Europa fue conseguir entrar en la ciudad prohibida de Lhasa, vetada a los extranjeros, tras una dura travesía prevista para tres meses y que acabó durando tres años. Ella y Yongden entraron disfrazados de mendigo y monje, con una pistola, una brújula y dinero escondidos. Consiguieron permanecer allí dos meses hasta que fue descubierta por un exceso de higiene, ya que bajaba cada día a lavarse al río. Cuando volvió a París después, ya era famosa. La atención por ello la agobiaba aún más, por lo que se retiró a Digne a escribir las aventuras de sus viajes. Otra historia destacable, narrada en su libro más famoso, es aquella en la que aseguraba, aun advertida por los monjes de que era peligroso, haber sido capaz de crear una tulpa, una especie de forma de vida creada por poder espiritual o mental, que adquirió voluntad propia y tuvo que destruir.

Alexandra y Yongden en la ciudad de Lasha

Tuvo varios interludios en Europa entre sus largos viajes y, si bien esquivó ambas guerras mundiales, se vio sorprendida en Asia por la Segunda Guerra Sino-Japonesa y vivió sus miserias.

Alexandra David-Néel en su centenario

En 1941 murió su esposo, cosa que le afectó mucho a pesar de llevar tanto tiempo separados. Su hijo adoptivo también murió casi 14 años antes que ella, y cuyas cenizas guardó para ser lanzadas al Ganges junto a las suyas cuando ella muriera. Eso sucedió el 8 de septiembre de 1969, a poco de cumplir los 101 años. Había renovado su pasaporte unos meses antes “por si acaso”. Le había dicho a su secretaria por esas fechas que, a esas alturas, aun no sabía nada y estaba empezando a aprender.

 


Si quieres utilizar este texto perteneciente a La Misma Historia, no olvides citarnos de la siguiente forma:

Elías Viana, Marta: Alexandra David-Néel, «marcharme o marchitarme» (8 de marzo de 2018), en La Misma Historia [Blog]. Recuperado en: https://lamismahistoria.es/alexandra-david-neel/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

Marta Elías

Barcelonesa residente en Vigo. Inició la licenciatura de Historia en la UB, que ahora continúa en la UNED tras unos años de parón. Es también escritora de novelas de ficción y co-fundadora y administradora de «Por la Grecia de Zeus».

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