Álora. Del siglo VII a.C. al XVIII d.C.
Esta localidad malagueña se ubica en la parte más septentrional de la comarca del valle del Guadalhorce, aproximadamente a unos 40 kilómetros de la capital en dirección noroeste. El elemento geográfico predominante es la sierra del Hacho, un promontorio rocoso a cuyos pies se asienta el núcleo urbano de la localidad en una serie de lomas pizarrosas que flanquean el curso del río Guadalhorce en su zona de paso más estrecha de todo el valle. Es por esta circunstancia que Álora ocupa un lugar estratégico privilegiado en la vigilancia del río y por ello tendrá un papel fundamental en los hechos que describiremos en este artículo.
Los primeros datos de un asentamiento en esta zona datan de los siglos VII -VI a.C. y se corresponden a unos fragmentos de cerámica fenicia en las faldas del Cerro de las Torres, promontorio donde se ubica el castillo de la ciudad; unos restos que no tienen por qué significar un asentamiento de carácter fenicio, aunque no es descartable.
Será en época ibérica –siglo IV a.C. sobre todo– cuando el lugar tome por primera vez esa importancia estratégica de la que hablábamos debido a la llegada de los cartagineses primero y a la guerra de éstos con Roma en el contexto de la II Guerra Púnica –siglo III a.C.– Así lo atestiguan los hallazgos cerámicos del Cerro de las Torres y de la Fuente del Chamizo, asentamientos claves para dominar el estrecho paso natural del río con apenas 800 metros de anchura.
A pesar de que el lugar sigue habitado en época romana bajo la forma de municipium con el nombre de Iluro, será en la Antigüedad Tardía –siglo IV d.C. principalmente– cuando tengamos la primera noticia histórica de este asentamiento en la Ora Maritima de Avieno. Al parecer la importancia de Álora quedó enlazada con la vía que uniría Málaga con Antequera; una vía no constatada arqueológicamente pero sí en cambio dos de sus miliarios, o “mojones” demarcatorios hallados en el Valle de Abdalajís y en Cártama, fechado el primero en el reinado del emperador Maximino (305-313) y el segundo fechado en el reinado del emperador Magnencio (351-353). Es en torno a esta vía donde florecen los núcleos urbanos y villae conocidos hasta la fecha como Iluro, Cartima o Nescania (Valle de Abdalajís), las tres ciudades con el Ius Latii (Derecho Latino) otorgado por los emperadores Flavios.
En época islámica la cabecera de la comarca pasará a estar en Cártama, es allí donde se asienta la élite árabe de los lajmíes ya en el siglo IX, muy próximos al poder central cordobés; mientras que en el resto del valle la población será no árabe sino africana-bereber previa a la llegada de la población arábiga. Álora será citada por primera vez en el año 919 por el Muqtabis V[1] en el contexto de la guerra contra Omar ibn Hafsun y es denominado como hisn Al-Lura.
Durante el fenómeno de la Reconquista, Álora vuelve a adquirir un papel estratégico primordial al ser Málaga el objetivo de los Reyes Católicos. Es frecuentemente citada por las fuentes castellanas junto a Cártama y Casarabonela, suceso que no es de extrañar.
Finalizada la Reconquista, la población perderá la importancia que había tenido pero seguirá siendo una población a tener en cuenta, los hechos de que Cervantes ejerció como cobrador de impuestos por un período de siete años tras la batalla de Lepanto o que el rey Felipe IV se alojara en la villa en 1624 dan fe de esta cuestión. En época Moderna la población se irá asentando en el solar que hoy ocupa el casco antiguo del pueblo hasta que finalmente el castillo del Cerro de las Torres –utilizado como cementerio desde el siglo XVII– fuera abandonado en el siglo XVIII.
Importancia de Álora a raíz de la rebelión de Omar ibn Hafsun.
Si bien la historia de esta población hunde sus raíces en un pasado realmente lejano, es a finales del Emirato y principios del Califato cuando Álora toma realmente la importancia que tuvo como fortaleza y lugar estratégico, esto es, el nacimiento del hisn Al Lura se halla íntimamente ligado al curso de la rebelión de Omar ibn Hafsun desde Bobastro. Por tanto, si nos atenemos a esto y al modelo constructivo de su castillo, la fortificación del Cerro de las Torres tiene su origen a finales del siglo IX. Además, es ibn Hayyan ya en el siglo XI el que rescata las narraciones recogidas en el Muqtabis V donde se menciona a Álora, una vez ya configurado su castillo, en 919 como una fortaleza muy leal en el asedio a los rebeldes hafsuníes de Bobastro.
La pregunta que nos debe asaltar es ¿Qué había entonces en Álora a la llegada de los musulmanes? Ya se habló anteriormente de la existencia de un municipium romano durante el imperio, pero a pesar de eso no tenemos muchas noticias de un asentamiento prolongado posteriormente desde el siglo V hasta el VIII. Es probable que el asentamiento prosiguiera su existencia bajo dominación bizantina hasta la conquista visigoda de la zona en 615 por el rey Sisebuto; pero a pesar de ello no nos constan referencias o datos que así lo demuestren por el momento. Es posible que Iluro se transformase en un núcleo en altura de carácter agropecuario.
La primera referencia al núcleo urbano vendría de manos de un autor oriental, Yaqut al-Hamawi, que en uno de sus escritos menciona el número de núcleos que integraban la cora de Rayya, demarcación a la que pertenecía la provincia de Málaga. De entre todos los municipios, el autor hace mención a un núcleo denominado Lamaya, una población habitada por bereberes y muy cercana a Ilur, también mencionada por el autor. Para esta etapa andalusí tan temprana, el autor califica toda la zona de Álora como un iqlim –unidad simplemente geográfica–, por tanto entendemos que la población respondería a lo que comentábamos: un reducido núcleo poblacional en altura, de los muchos que jalonaban el valle del Guadalhorce y que fueron refugio de muchos malagueños que huyeron hacia las montañas del interior tras la toma de la ciudad por los musulmanes.
Como decíamos, habrá que esperar a que Omar ibn Hafsun lleve a cabo su rebelión contra Córdoba para que Álora adquiera ese carácter fundamentalmente defensivo e inexpugnable mediante la construcción de un fuerte cuadrado típicamente omeya. Será entonces cuando Iluro pase a ser Al Lura.
Haciendo un breve repaso a la construcción del castillo, que es lo que confiere más entidad a la población en el momento que es edificado, podemos apuntar lo siguiente:
Conclusiones.
En este rápido repaso a la trayectoria histórica y arqueológica de Álora –de la que aún se puede pormenorizar mucho más–, hemos de concluir unos aspectos que resumo aquí:
La explosión demográfica de Álora se producirá cuando se convierta en madina fronteriza a raíz de la conquista castellana de Antequera.
[1] MARTÍNEZ ENAMORADO, V., GARCÍA ALFONSO, E.: “Álora (Málaga). Evolución de un topónimo prelatino a través del árabe”. En Al-qantara: Revista de estudios árabes, pp. 3-46, vol. 15, fasc. 1, 1994.
Bibliografía.
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Municio Castro, Miguel Ángel: Álora. De hisn califal a medina nazarí. (23 de septiembre de 2015) Historia 2.0 [Blog] Recuperado de: http://historiadospuntocero.com/alora-de-hisn-califal-a-medina-nazari/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a la entrada]
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