Analizando históricamente el Ministerio del Tiempo (VIII)

 

Capítulo 8: La leyenda del tiempo

Si algo ha sido este último capítulo de temporada es emotivo, críptico y coral.

Emotivo porque cada protagonista ha enfrentado sus propios fantasmas: Julián lidia con la angustia de ver morir a quien ama una y otra vez sin poder evitarlo y lo que es más, siendo posiblemente el propio causante de ello; Amelia anda confusa ante un futuro ahora incierto, pero sabiendo que morirá joven -con tan sólo 28 años- y Alonso, sigue descolocado entre épocas tan distintas a la suya, volviendo siempre que puede a la Sevilla de 1570 para proteger a una esposa que ya lo da por muerto.

Críptico porque nos dejan con demasiados interrogantes para una segunda temporada y demasiadas dudas a la hora de saber quién es quién en este Ministerio. Nos quedan meses suficientes para dar rienda suelta a teorías acerca del caos, el tiempo y el destino.

Coral porque es quizás uno de los episodios donde más personajes históricos -artistas en este caso- hemos podido conocer: Federico García Lorca, Pepín Bello, Buñuel, Dalí o Antonio Lancha.

Y en algunos de ellos nos vamos a centrar en este último análisis histórico de la temporada.

 

Federico García Lorca.

Por Irene Godino Cueto.

Federico García Lorca –Fuente Vaqueros, 5 de junio de 1898 – camino de Víznar a Alfacar, 18 de agosto de 1936-, bautizado como Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, fue uno de los mayores exponentes dentro de la poesía, la prosa y el teatro del siglo XX. Adscrito a la Generación del 27, era diestro en otras muchas artes y de hecho, entre sus amigos de la universidad le tenían más por músico que por escritor o poeta.

Lorca nació en una familia acomodada de Fuente Vaqueros -Granada- y un tanto atípica para la época. Su bisabuelo paterno, Antonio García Vargas ya vivía en esa misma localidad y a diferencia de la mayoría de sus vecinos, sabía leer y escribir por lo que durante muchos años desempeñó el cargo de secretario en el ayuntamiento -cargo hereditario que también ejerció su abuelo paterno-. Lo inusual de la familia provenía además de su aptitud para la música. Se sabe que este mismo bisabuelo cantaba y era buen guitarrista -un hermano suyo fue violinista- y uno de sus hijos, tío abuelo de Lorca, fue un bandurrista profesional en el famoso Café de Chinitas, llegando a tocar delante de la reina Isabel II. El abuelo de Lorca tenía tanto cariño a este hermano suyo, bandurrista, llamado Federico, que puso su nombre a un hijo -futuro padre de nuestro protagonista- y así lo heredó el autor. Otro tío abuelo suyo, Baldomero, llegó a publicar algunos poemas y fue una suerte de juglar que cantaba sus coplillas en Fuente Vaqueros.

La holgura económica en la familia de Lorca venía de lejos. Isabel Rodríguez Mazuecos fue su abuela e hija de acomodados labradores de Fuente Vaqueros[1]. Ésta compartía el amor por los libros de su marido y tenía un especial talento para la lectura en voz alta. Su autor preferido fue Victor Hugo, algo que transmitió a hijos y nietos.

El padre de Lorca, Federico García Rodríguez, poseía terrenos en la vega donde cultivaba remolacha y tabaco y su madre, Vicenta Lorca Romero, maestra de escuela, terminó por inculcar a sus hijos la pasión por la literatura.

Y así llegamos a nuestro Federico, quien con los antecedentes culturales de su familia, no era de extrañar que, siendo adolescente, se interesase por la música -en un principio le interesó más que la literatura- y aprendiese piano.

Fue en el otoño de 1914 cuando se matrículo en la Universidad de Granada en las carreras de Filosofía y letras y Derecho. Por esta época empezó a frecuentar las tertulias junto a otros jóvenes intelectuales -los periodistas Melchor Fernández Almagro, José Mora Guarnido y Constantino Ruiz Carnero, los futuros poetas o críticos José Fernández Montesinos, Miguel Pizarro y José Navarro Pardo, y los pintores Manuel Ángeles Ortíz, Ismael González de la Serna o Hermenegildo Sanz- , en «El Rinconcillo» del Café Alameda.

A quien le debemos el nacimiento de Lorca como escritor es sin duda a Martín Domínguez Berrueta, profesor de Teoría de la literatura y las artes que llevaba a su clase a distintos viajes por la geografía española: Baeza, Úbeda, Córdoba, Ronda, León, Burgos y Galicia. ¿Por qué las gracias? Porque fue en estos viajes junto a sus compañeros donde Federico descubrió su vocación como escritor y fruto de esta nueva vocación surgía su primer libro en prosa «Impresiones y paisajes», publicado en 1918 y que versaba sobre temas políticos e intereses estéticos.

En 1919, algunos de sus amigos de la tertulia se trasladan a la Residencia de Estudiantes de Madrid y Lorca necesitó la ayuda de su profesor Fernando de los Ríos para covencer a sus padres de continuar sus estudios junto a ellos.

Salvador Dalí, Federico García Lorca y Pepín Bello en la residencia de estudiantes, 1923. Foto: El Mundo

La Residencia de Estudiantes era entonces un hervidero de intelectuales por lo que Federico pudo relacionarse entre los años 1919 y 1926 con los escritores y figuras más importantes de cada campo. Conocería entre otros a Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí. Y, efectivamente, es justo el momento en que se sitúa el capítulo de la serie, 1924.

Para entonces, ya habría conocido -y de nuevo, gracias a Fernando de los Ríos- a Juan Ramón Jiménez, quien influiría en la visión de su obra poética y con quien llegaría a tener una estrecha amistad.

En mayo de 1921 conocería también a Manuel de Falla en Granada. La amistad que entablaron le llevó a emprender proyectos musicales, de cante jondo y títeres.

De 1924 a 1927 podría considerarse como la época de madurez del escritor.

Fue con Dalí con quien se fue en 1925 a Cadaqués -Girona- para pasar la Semana Santa. Viaje que marcaron profundamente la vida y la obra de ambos en ese año y en 1927 en idéntica estancia.

A partir de esos años, comenzaría la que para Lorca sería una de las crisis más hondas de su vida. ¿A qué se debió? Su obra Romancero gitano se publicó en 1928 y aunque gozaba de éxito tanto por parte de la crítica como por la del público, Lorca temió entonces encasillarse como un autor costumbrista que defendía a los gitanos y ligado al folclore andaluz.

En una carta a Jorge Guillén le confesaba lo siguiente:

«Me ha molestado un poco mi mito de gitanería. Los gitanos son un tema. Y nada más. Yo podía ser lo mismo poeta de agujas de coser o de paisajes hidrúlicos. Además, el gitanismo me da un tono de incultura, de falta de educación y de poeta salvahe que tú sabes bien no soy.No quiero que me encasillen. Siento que me va echando cadenas.»

Además, también coincidió esta etapa con una ruptura con Emilio Aladrén, un escultor con quien mantuvo fuertes lazos afectivos. Por si fuera poco, tuvo que recibir duras críticas por parte de Dalí y Buñuel sobre su Romancero, lo que agravó su estado anímico.

En 1929, tras unos proyectos fallidos en forma de revista y de obra censurada -Don Perlimplín con Belisa en su jardín- por la dictadura de Primo de Rivera, Fernando de los Ríos apareció de nuevo al rescate del poeta. Propuso un viaje a Nueva York y ello le supuso a Lorca lo que calificaría como una de las experiencias más útiles de su vida. Fue aquí donde comenzó su Poeta en Nueva York, obra que se estrenaría cuatro años después de su asesinato.

De Nueva York dió el salto a la Habana, ciudad cubana en la que exploró su música y cultura y en la que trabajó en nuevos proyectos y obras.

Para cuando volvió a España, nuestro país ya se encontraba en la II República -1931-. Codirigió la Barraca junto a Eduardo Ugarte[2] pero la mala suerte volvió a hacer acto de presencia en la vida del dramaturgo, puesto que estallaba poco después la Guerra Civil española.

Federico García Lorca en el grupo de teatro universitario, La Barraca.

 

Volvió a irse del país antes del estallido de la guerra, esta vez con destino a Buenos Aires, donde en 1933, la compañía de la actriz Lola Membrives estrenaba Bodas de sangre. Cosechó bastante éxito y Lorca pudo triunfar gracias a su trabajo, a una gira por Hispanoamérica y algunas conferencias. Entabló nuevas amistades – Pablo Neruda y Juana de Ibarbourou entre otros- y de regreso a España en 1934, terminó obras como Yerma, Doña Rosita la soltera, La casa de Bernarda Alba y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Siguió representando obras con su Barraca, organizó clubes de teatro y expuso en conferencias. Sin embargo, España vivía para entonces un clima insostenible de violencia que terminó desembocando en la Guerra Civil.

Lorca llegaba junto a su familia el 14 de julio de 1936 y en menos de una semana, el día 20, el centro de Granada ya estaba bajo el poder falangista. Aunque él nunca se había afiliado a facción política alguna, durante la República disfrutó de un puesto de funcionario. Incluso llegó a conocer a Primo de Rivera gracias a la afición de este último por la poesía.

Sin embargo, tuvo que buscar refugio en casa de su amigo Luis Rosales, algo que no le sirvió de nada. El 16 de agosto del 36, la Guardia Civil se lo llevaba, acusado de ser un espía de los rusos, haber sido secretario de Fernando de los Rios… y ser homosexual.

Su última noche la pasó en Víznar junto a otros dos detenidos -el maestro Dióscoro Galindo y dos banderilleros anarquistas- en una cárcel improvisada. Parece ser que lo mataron el 18 de agosto a las 4:45 a.m. y dejaron su cuerpo en una fosa común anónima. A día de hoy siguen sin encontrarse sus restos.

 

 


 

[1] El padre de su abuela, llamado Francisco de Paula Rodríguez, había luchado con los carlistas y estuvo siete años encarcelado, prisionero del bando enemigo. Para Lorca, la figura este bisabuelo se le presentaba como un héroe.

[2] Grupo de teatro universitario que representó obras del Siglo de Oro por ciudades y pueblos de España.

 

Bibliografía

  • GIBSON, Ian. Federico García Lorca. 3ª ed., vol. 1. De Fuente Vaqueros a Nueva York (1898-1929).Barcelona: Grijalbo, 1987.
  • GIBSON, Ian. Federico García Lorca. 3ª ed., vol. 2. De Nueva York a Fuente Grande (1929-1936). Barcelona: Grijalbo, 1987.
  • Instituto Cervantes. Federico García Lorca. Cronología. [En línea] <http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/garcialorca/pcuartonivel.jsp?conten=cronologia> (Consultado el 25 de mayo de 2015).
  • Junta de Andalucía. Consejería de Educación. Federico García Lorca. Su vida. [En línea] <http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/web/garcia-lorca/su-vida> (Consultado el 23 de mayo de 2015).

 

 

La Residencia de Estudiantes

Por: Carmen Herranz

La residencia de estudiantes se funda en 1910 por la Junta para la Ampliación de Estudios antecesor de lo que hoy conocemos como CSIC o Centro Superior de Investigaciones Científicas). En 1915 se instala en los Altos del Hipódromo, más conocido por el nombre que le dio Juan Ramón Jimenez, la Colina de los Chopos en Madrid, tras el Museo de Ciencias Naturales.

El objetivo principal de esta institución era crear un ambiente intelectual y de convivencia entre estudiantes, era pues, el marco de la Institución Libre de Enseñanza.

Residencia de Estudiantes de Madrid. Foto Wikipedia.

 

En este pequeño Paraíso intelectual residieron personajes emblemáticos como los que aparecen en la serie: S. Dalí, F. García Lorca, L. Buñuel y J. Bello. También otros como R. Alberti y J. Guillén. Pero no sólo gentes de las artes sino también de las ciencias como S. Ochoa.

A este centro acudían grandes intelectuales del panorama internacional A. Einstein, H. Carter o P. Claudel entre otros.

Esta cuna del saber se clausuró en 1939 y la cultura y la enseñanza pasó a manos de la Iglesia.

Frente a esta residencia, y como curiosidad, estaba la residencia de Señoritas. Fundada por María de Maeztu en 1915, promovió el acceso de las mujeres a los estudios superiores.

Fueron residentes, entre otras, Marie Curie, Victoria Kent, Matilde Huici o Josefina Carabias, y formaron parte de su profesorado María Goyri, María Zambrano o Maruja Mallo. Entre otras personalidades dieron conferencias Gabriela Mistral y Clara Campoamor.

 

Referencias:

http://www.residencia.csic.es/pres/historia.htm

http://www.residencia.csic.es/100residencia/exposicion/05_seccion.htm

José Zorrilla y el Don Juan Tenorio

Por: Patricia Á. Casal

El vallisoletano José Zorrilla es uno de los escritores más importantes, populares y debatidos de nuestra literatura. Su fama se asienta sobre todo en su drama Don Juan Tenorio, la obra que se está representando a lo largo de todo este capítulo.

José Zorrilla fue hijo de un absolutista seguidor del «pretendiente» Don Carlos V de España y que a la muerte de Fernando VII fue desterrado de su Valladolid natal a Lerma (Burgos). Zorrilla fue enviado a Toledo a estudiar derecho pero el dibujo, las mujeres y la lectura de grandes autores, hicieron que no se “pudiera sacar nada de provecho de aquel joven”. El padre desistió y lo envió a cavar viñas a Lerma. De camino, José robó una mula y huyó a Madrid (1836). Esta relación tormentosa con el padre que nunca llegó a perdonarle sus errores juveniles condicionó en gran medida toda su obra. El escritor cargó consigo una especie de complejo de culpa durante toda su vida. En Recuerdos del tiempo viejo dice: «Mi padre no había estimado en nada mis versos: ni mi conducta, cuya clave él sólo tenía».

Pasó mucha hambre hasta que en 1837 murió Larra y tras dedicarle un poema, se consagró como poeta de renombre. A partir de ese momento comenzó a colaborar con periódicos como “El Español” y “El Porvenir” y granjearse importantes amistades.

Entonces, de en medio de nosotros, y como si saliera de bajo aquel sepulcro, vimos brotar y aparecer un joven, casi un niño, para todos desconocido. Alzó su pálido semblante, clavó en aquella tumba y en el cielo una mirada sublime, y dejando oír una voz que por primera vez sonaba en nuestros oídos, leyó en cortados y trémulos acentos los versos (…) que el señor Roca tuvo que arrancar de su mano, porque desfallecido a la fuerza de su emoción, el mismo autor no pudo concluirlos. Nuestro asombro fue igual a nuestro entusiasmo (…) bendijimos a la Providencia que tan ostensiblemente hacía aparecer un genio sobre la tumba de otro, y los mismos que en fúnebre pompa habíamos conducido al ilustre Larra a la mansión de los muertos, salimos de aquel recinto llevando en triunfo a otro poeta al mundo de los vivos y proclamando con entusiasmo el nombre de Zorrilla”

 

Prólogo de Nicomedes Pastor Díaz a la edición de las Obras de José Zorrilla, París, 1847.

Su primer drama, escrito en colaboración con García Gutiérrez, fue Juan Dándolo, estrenado en julio de 1839 en el Teatro del Príncipe. En 1840 publicó sus famosísimos Cantos del trovador y estrenó tres dramas, Más vale llegar a tiempo, Vivir loco y morir más y Cada cual con su razón. En 1842 aparecen sus Vigilias de Estío y da a conocer sus obras teatrales El zapatero y el rey (primera y segunda parte), El eco del torrente y Los dos virreyes. De 1840 a 1845, Zorrilla estuvo contratado en exclusiva por Juan Lombía, empresario del Teatro de la Cruz, en el que estrenó durante esas cinco temporadas nada menos que veintidós dramas.

En 1838 se casó con Florentina O’Reilly, una viuda irlandesa arruinada mucho mayor que él y con un hijo, pero el matrimonio no funcionó y en 1845 huyó a Paris. Allí entabló amistad con personajes ilustres como Alejandro Dumas, Alfred de Musset, Víctor Hugo, Théophile Gautier y George Sand.

Volvió a Madrid en 1846 al morir su madre y en 1851 vuelve a huir de su mujer a Paris. Allí tiene una amante, Leila. Las deudas son enormes y las arrastrará hasta el final de su vida.

Decide viajar a Londres en 1853 y posteriormente a México en donde vive 11 años. Su esposa muere en 1866 y por fin decide volver a España.

En 1869 se casa con Juana Pacheco y vuelven los apuros económicos que no consigue solucionar pese a todos los honores que cosecha: cronista de Valladolid (1884), coronación como poeta nacional laureado en Granada en 1889, etc.

Murió en Madrid en 1893 como consecuencia de una operación para extraerle un tumor cerebral. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San Justo de Madrid, pero en 1896, cumpliendo la voluntad del poeta, fueron trasladados a Valladolid. En la actualidad se encuentran en el Panteón de Vallisoletanos Ilustres del cementerio del Carmen.

Don Juan Tenorio: drama religioso-fantástico en dos partes

Es un drama romántico en dos partes publicado en 1844 por José Zorrilla. Constituye, junto con El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630), atribuida a Tirso de Molina y de la que Don Juan Tenorio es deudora, una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan.

El Don Juan es un personaje arquetípico de la literatura española. Es también llamado burlador o libertino, y se trata de un seductor valiente y osado hasta la temeridad que no respeta ninguna ley divina o humana.

El origen de Don Juan se pierde en el tiempo. Algunos expertos [1] hablan de que las raíces del Don Juan se hunden en el folclore europeo en algunos héroes primitivos de carácter infantil, destructivo y antisocial.

Además de Zorrilla, fueron infinidad de autores los que escribieron sobre este personaje: Molière, Espronceda, Azorín, Alejandro Dumas, Lord Byron…

Don Juan Tenorio en la Residencia de Estudiantes

A lo largo de todo el capítulo vemos a un Buñuel con mucha mala leche, mandando repetir una y otra vez la obra del Don Juan Tenorio.

“A mí el Tenorio me entusiasma. Me parece una obra maestra, genial… es una de las cumbres del teatro. Sin eso la gente no iría a verlo desde hace tantos años[2].

 

“En la Residencia… De vez en cuando montábamos una obra de teatro, casi siempre «Don Juan Tenorio», de Zorrilla, que creo que aún me sé de memoria. Conservo una fotografía en la que aparezco yo de don Juan con Lorca, que hace de Escultor, en el acto quinto”[3].

Bibliografía

  • Pérez-Bustamante Mourier, A.-S. (Ed.). (1998). Don Juan Tenorio en la España del siglo XX: literatura y cine. Madrid: Cátedra.
    Vallejo, I., & Ojeda Escudero, P. (1994). José Zorrilla, bibliografía con motivo de un centenario (1893-1993). Valladolid: Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento.
  • Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Plaza & Janés, 1982, Pág. 67
  • Cintra, Armando. La transmisión del mito de Don Juan en Italia, UNAM, México, 2012.

[1] Ramón Menéndez-Pidal, Víctor Saíd Armesto, Dorothy E. Mackay…

[2] Max Aub: Conversaciones con Buñuel, Aguilar, 1985, Pág.130

[3] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Plaza & Janés, 1982, Pág. 67

 

Luis Buñuel

Por Aroa Velasco 

El 22 de febrero de 1900 nacía en Teruel uno de los grandes genios del cine español: Luis Buñuel Portolés.

Aunque empezó a estudiar ingeniería agrónoma, acabó licenciándose en Filosofía y Letras (en 1924) y terminó trabajando para el mundo del cine de todas las maneras posibles. También estudió con los jesuitas, aspecto que marcará su carrera cinematográfica, hasta que fue expulsado.  Entonces llegó a la capital de España, Madrid, en 1917, y se instaló en la Residencia de Estudiantes donde vivió hasta 1924, cuando se marchó a París.

Su paso por la Residencia de Estudiantes lo marcó profundamente desde el punto de vista personal y profesional; e incluso influyó en su forma de ver y vivir la vida, ya que se volvió muy naturista, llevando una alimentación y vestimenta muy particular, e incluso bañándose con agua helada (será por eso que en este capítulo le vemos haciendo mucho deporte sin camiseta).

En la Residencia hizo grandes amistades que perdurarán toda su vida, como Salvador Dalí o Federico García Lorca. Será allí donde participará en la representación teatral de Don Juan Tenorio, de Zorrilla en Toledo, cuyos ensayos son los que vemos en este capítulo. En este cine-club de la Residencia también participaban, entre otros, Salvador Dalí, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pepín Bello y Juan Ramón Jimenez.

Benjamín Jarnes, Huberto Péres de la Ossa, Luis Buñuel, Rafael Barradas y Federico García Lorca.

Además de hacer teatro y estudiar, Luis Buñuel asistía desde que entró en la Residencia hasta que se marchó, a las tertulias en el Café Pombo, en Madrid, y que estaban dirigidas por uno de sus ídolos, Ramón Gómez de la Serna, cuya influencia se puede ver en sus escritos, de los que dejó bastantes. El primero de ellos se titulaba “Una traición incalificable”, en la revista Ultra en el año 1922, al que le sigue otra colaboración en la revista Horizonte, con el título “Instrumentalización”. Durante los años siguientes seguirá colaborando en varias revistas y publicaciones.

 

Su paso por la Residencia terminó en 1924, cuando se licenció y Salvador Dalí pintó un retrato suyo. Seguidamente se marchó a País, en donde se inscribirá en la Academia de Cine de Alex Allain y Camille Bardoux. Su pasión por el cine empezó a crecer y a alimentarse de una manera impresionante, y con su entrada en la Academia empezó a trabajar en el mundo del cine de diferentes maneras, escribiendo guiones, como ayudante de director, crítico, etc. Será durante estos años en los que Buñuel se forme en el mundo cinematográfico de mano del surrealismo, que tendrá su fruto en 1928 en España, con su corto experimental que realizó con Dalí titulado “Un perro andaluz”, en donde se intenta narrar de una forma distinta la realidad cotidiana y en donde juega un importante papel la fuerza visual.

Pero mejor verla por vosotros mismos:

 

Tras esta primera obra, Buñuel fue admitido en el grupo surrealista, que se reunía en el Café Cyrano y donde forjó amistad con Max Ernst, André Bretón, Paul ÉluardTristan TzaraYves TanguyMagritte y Louis Aragon, entre otros.

Tras “Un Perro Andaluz” Buñuel dirigió obras tan significativas como «La Edad De Oro» (1930), una sátira surrealista recibida con entusiasmo por la crítica del momento, lo que le supuso una oferta de la Metro Goldwyn Mayer. Buñuel no se lo pensó y marchó a Hollywood, donde conoció a los grandes del cine de la época (como Charles Chaplin) aunque no rodó con ellos y regresó a España con varios puestos como productor.

 

Sin embargo, pronto se fue de España debido al estallido de la Guerra Civil, exiliándose en América, y sin trabajar en cine durante un largo periodo, hasta que se asentó en México, donde estrenó “Gran Casino” en 1947, y comenzó de nuevo a dirigir y producir cine de manera continua, y en donde ganó múltiples reconocimientos a nivel internacional

Volverá a España en los años 60 para rodar una de sus obras cumbres “Viridiana” una sátira religiosa con un enfoque pesimista del ser humano que se convirtió en un escándalo, siendo de nuevo censurado por la Iglesia católica. La película, protagonizada por Fernando ReySilvia Pinal y Paco Rabal, ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Otra de sus obras cumbres vendrá poco después, en 1967, con el título de “Belle de jour” drama erótico con ribetes surrealistas que se convirtió en uno de los títulos más sobresalientes de su carrera.

 

Su reconocimiento por la academia americana llegó en 1972 al ganar el Oscar a la mejor película extranjera con «El discreto encanto de la burguesía», que en realidad fue rodada en Francia debido a la censura franquista de España.

 

 

Luis Buñuel fallecerá en Ciudad de México, el 29 de Julio de 1983; un año antes, en 1982 publicó sus memorias tituladas “Mi último suspiro”, donde os dejamos un pequeño párrafo:

«De todos modos, durante toda mi vida he conservado algo de mi paso -poco más de tres años- por las filas exaltadas y desordenadas del surrealismo. Lo que me queda es, ante todo, el libre acceso a las profundidades del ser, reconocido y deseado, este llamamiento a lo irracional, a la oscuridad, a todos los impulsos que vienen de nuestro yo profundo».

BIBLIOGRAFÍA:

 

Jordi Hurtado

Por Irene Godino Cueto.

Si había algo que todos los seguidores de la serie esperábamos como agua de mayo, eso era el cameo del popular presentador.

Jordi nació en Sant Feliú de Llobregat el 16 de junio de 1957, o al menos esa es la fecha oficial, puesto que es por todos conocida su inmortalidad desde tiempos que nadie recuerda, y en Historia 2.0 no tenemos aún preparado el laboratorio para datar con carbono-14. Pedimos disculpas por ello.

Hoy en día es uno de los rostros más populares de la televisión española y es un rostro habitual de los consursos televisivos.

Jordi comenzó su andadura en la radio, presentando el programa “La radio al sol”, en Radio Barcelona de la Cadena Ser, con el que ganó el Premio Ondas en 1982.

En 1985 debutó ante la cámara con el concurso de TVE “Si lo sé, no vengo” que presentó junto a Virginia Mataix. El éxito del programa permitió que se mantuviera en antena hasta 1988. La experiencia supuso además su primer contacto profesional con el realizador Sergi Schaaff, con quien en el futuro volvería a coincidir en otros proyectos, entre ellos, la primera versión solo para el circuito catalán de TVE del después popular programa 3×4.

En la temporada 1989-1990, presentó el mini-concurso “La Liga del Millón” dentro del programa deportivo Estudio Estadio, pero el espacio no cuajó y fue retirado. Compaginó ese trabajo con el espacio “La alegría de la casa” en la Cadena Ser.

En 1991 condujo el concurso Pictionary y en 1992 el de Carros de Juego.

En 1994 Coincidió con Almudena Ariza en la presentación de otro concurso que solo se mantuvo un mes en pantalla, “¿Cómo lo hacen?” En febrero de 1997 se incorporó al nuevo proyecto de Sergi Schaaff, el nuevo concurso diario de cultura general, “Saber y Ganar”, que conduce desde ese año en la 2.

De 2007 a 2008 presentó el programa Memòries de la tele en el circuito catalán de La 2 de TVE, en el que se repasaba la historia de los programas y personajes a lo largo de la historia de TVE en Cataluña.

En 2015 se han cumplido 18 años al frente de Saber y Ganar (el concurso más longevo de la televisión, con más de 4000 programas emitidos). Desde el 15 de octubre de 2011 se emite también los fines de semana con una edición independiente a la que se emite durante la semana. Su audiencia es cercana a 1,4 millones de espectadores y tiene cuotas de pantalla del 10,4%, registro que en numerosas ocasiones cuadruplica la media de La 2.

Anecdóticamente, el hecho de que Jordi Hurtado lleve tanto tiempo en televisión sin haber envejecido perceptiblemente, ha dado pie a todo tipo de chistes y bromas gráficas sobre su supuesta inmortalidad, o su naturaleza de robot u holograma.

¿Queréis además un par de curiosidades?

  • Es familiar lejano del periodista Jordi Évole, siendo el abuelo de Évole y el padre de Hurtado, primos hermanos y originarios del pueblo extremeño de Garrovillas de Alconétar.
  • Fue uno de los dobladores de Epi del programa infantil Barrio Sésamo.Podéis verlo a continuación:
Jordi Hurtado pone voz a Epi

 

Bibliografía

Hemos buscado en textos antiguos, sagrados, apócrifos, en piedra, papel, papiro y pergamino pero no hemos encontrado la verdad. Así que nos hemos remitido a Wikipedia y algunos artículos sobre televisión para daros la «versión oficial».

Seguiremos investigando.

Historia 2.0

Ver comentarios

  • Que gusto da ver un nuevo post...Comencé a ver este peazo de serie al terminar su emision habitual (prefiero deborar las series online y "del tirón" y durante un tiempo, al terminar el capitulo y los archivos, me leía vuestro articulo...y eso me daba una visión mas completa de cada capitulo...ha sido una dulce espera por cada articulo nuevo. Sois un lujo que complementa a esta serie y hace que cada capitulo crezca. MUCHAS GRACIAS

    • ¡Muchísimas gracias por tus palabras! Es un auténtico placer recibir mensajes como el tuyo porque eso es lo que queremos: que os guste y que os sea útil. Gracias de nuevo, ésto nos da un empujoncito para seguir adelante :)

  • Me la recomendó un amigo y olvidé verla. Luego me la volvieron a recomendar y ahí recordé que me la habian recomendado anteriormente. Devoré los capitulos, son exquisitos. No tiene tiempos muertos ni relleno, no se estanca: totalmente fluida la historia que se contó en esta primer temporada. Y hace un par de días terminé de hacersela ver a un amigo, así que tuve oportunidad de analizar detalles a los que no habia prestado atencion la primera vez. Tuve que investigar para entender algunas cosas, y justo me vino cono anillo al dedo esta web. Gracias, gracias... totales!
    Sigan con el buen trabajo que estan haciendo.
    Saludos desde Argentina.

    • ¡¡Muchas gracias Santiago!! :) A mediados de febrero comienza la segunda temporada y nosotros seguiremos aquí al pie del cañón para continuar con los análisis históricos. ¡Nos encanta que os guste! ¡Un anbrazo para Argentina!

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