MODERNA

Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, el Conde Duque de Olivares

«infatigable en su trabajo, desde la cama al aposento del despacho y desde él al coche, en rincones, escaleras, con breves paradas oye y despacha infinita gente»

Estas palabras son las que le dedicó Quevedo a su buen amigo Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, mucho más y mejor conocido como el Conde Duque de Olivares, el valido del rey Felipe IV y, según parece, no podrían haber sido más acertadas. De él se dice que trabajaba de forma incansable, a todas horas y en todas partes.

 

¿QUÉ ES UN VALIDO?

El valido es una figura política que encontramos durante el Antiguo Régimen en la Monarquía Hispánica, especialmente durante el reinado de los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) en el siglo XVII. Podría considerarse algo así como el primer ministro, aunque no como lo entendemos hoy en día, claro, sino como la figura más importante de la Corte después del rey.

El del valido era el puesto de mayor confianza del monarca en temas políticos y prácticamente gobernaba en nombre de éste. No hay que confundir con regente, virrey, confesor real, secretario o consejero, pues son cargos distintos. También se le encuentra nombrado como favorito o privado.

El fin de los validos será a partir del siglo XVIII, con la llegada al trono de los Borbones. Algunos de los más importantes son el Duque de Lerma, con Felipe III, el Conde Duque de Olivares, con Felipe IV, y Fernando de Valenzuela, con Carlos II.

La figura del valido como tal aparece durante el reinado de Felipe III, en el que se produjo una transformación o cambio institucional; los monarcas de la Casa de Austria gobernaban sobre vastas extensiones de territorios ya que, desde Carlos I, se habían ido incorporando a la Corona nuevos reinos y territorios bien por herencia, bien por conquista.

Esto suponía muchas más ocupaciones para los reyes, muchos más asuntos que atender y, por ende, menos tiempo y dedicación para cada uno de ellos. Por ello, de la necesidad de coordinar y gobernar de manera eficiente, apareció todo un nuevo entramado institucional a partir del reinado de Carlos I, como lo fueron, por ejemplo, los distintos Consejos y Juntas.

Además, en la cima de toda esta pirámide política surgió una nueva figura, que coordinaría y gobernaría poseyendo la plena confianza del monarca y que contaría con la autoridad suficiente para posicionarse sobre Consejos y sobre todo el personal de la Corte; esto es, la figura del valido.

Todo se basaba en la confianza ciega del monarca hacia el privado, por lo que, cuando éste perdía la confianza del rey, se producía su caída, algo que le sucedió al Conde Duque de Olivares.

Los validos solían ser personajes procedentes de las clases nobiliarias. No obstante, no de las clases más altas, ya que el propio cargo les engrandecía con el tiempo, como le pasó también al propio Conde Duque de Olivares.

 

¿QUÉ HACÍAN LOS VALIDOS?

No eran un simple transmisor de las órdenes del rey, no. Los validos eran el alter ego del monarca, tomaban decisiones en su nombre, intervenían en todos los asuntos de Estado, llevaban a cabo resolución de consultas, supervisaban las instituciones y, en última instancia, firmaban en nombre del rey.

El valido, además, controlaba todas las instituciones aunque no perteneciese a ellas directamente. ¿Cómo? A través de dos métodos; el primero, colocando familiares y personajes de confianza en puestos clave del gobierno, el segundo, creando juntas de gobierno temporales para atender asuntos urgentes y en la mayor brevedad de tiempo posibles para así minar el control de los Consejos.

Los validos ayudaron a mantener intacta la popularidad de los monarcas, ya que al aparecer ellos en escena la figura de los reyes se distanciaba de los asuntos públicos y de la sociedad en general. La responsabilidad última de todas las decisiones y sus consecuencias era, pues, del valido, especialmente cuando las decisiones no habían sido acertadas o habían traído consecuencias negativas, como fue el caso de Olivares.

Los validos sólo existen en la Monarquía Hispánica, pero desde mediados del siglo XVII las principales monarquías europeas tendrán figuras similares, hombres de confianza de los reyes en el gobierno, como el duque de Buckingham en Inglaterra o el cardenal Richelieu en Francia, éste último el principal archienemigo de Olivares.

 

EL CONDE DUQUE DE OLIVARES

Don Gaspar de Guzmán y Pimentel nació en Roma en 1587 y falleció en Toro en 1654. Fue valido del rey Felipe IV entre los años 1622 y 1643, momento en el que, debido a la enorme crisis por la que pasaba la corona, perdió el favor del monarca y perdió asimismo el cargo.

Olivares procedía de una importante familia nobiliaria castellana, los Zúñiga, y desde muy joven ansió llegar al poder. Intentó ganarse un puesto en la corte de Felipe III —donde trabajaba su padre como miembro del Consejo de Estado— e intentó también ganarse el título de Grande de España —el mayor título nobiliario posible— sin obtener demasiado éxito en ninguna de las dos hazañas.

Viendo que se estancaba, se retiró durante un tiempo de la política para ocuparse de sus haciendas en el sur de España, sin embargo, supo introducirse de nuevo en la Corte e ir escalando posiciones que lo llevaron a lo más alto de la política del momento; en 1615 fue nombrado Gentilhombre de cámara de Felipe IV por el duque de Lerma, pero cuando surgieron disputas entre éste y su hijo y siguiente valido, el duque de Uceda, Olivares se posicionó al lado del bando vencedor, el de Uceda.

Seguidamente se acercó al círculo de poder de su tío, don Baltasar de Zúñiga y Velasco quien, al ascenso de Felipe IV al trono, fue nombrado valido. En 1621 Felipe IV otorgaba a Olivares el tan ansiado título de Grande de España y, a la muerte de su tío en 1622, obtenía el puesto de valido, cargo que ostentaría la nada desdeñable cantidad de veintiún años.

Además, ostentó otros cargos de suma importancia en la corte; fue Sumiller de Corps, Caballerizo Mayor y Camarero Mayor, todos cargos que no sólo eran importantísimos, sino que le mantenían en contacto directo, privado y constante con la figura del rey tanto dentro como fuera de palacio.

Una vez en el poder llevó a término una enorme y frenética actividad política que le granjeó no pocos enemigos dentro y fuera del reino ya que, al contrario que Felipe III y el Duque de Lerma, Felipe IV y Olivares llevaron a cabo una política, tanto interior como exterior, mucho más agresiva, en parte debido a que en el momento de su acceso al trono la mayoría de las políticas pacifistas de Felipe III estaban a punto de expirar, como por ejemplo el fin de la Tregua de los Doce Años que reanudaba la Guerra de los Ochenta Años con los Países Bajos.

Además, Felipe IV y Olivares se enfrentaron con fuertes problemas internos; debido al carácter centralista de las políticas de olivares —con el Gran Memorial de 1624 y el proyecto de la Unión de Armas de 1626—.

Por destacar alguno de los acontecimientos más reseñables de su reinado podríamos mencionar la rebelión de 1640 en Catalunya —La Guerra del Segadors, conflicto acaecido entre los años 1640 y 1652— o la rebelión y separación de Portugal de la Monarquía Hispánica también en el año 1640. Se produjeron también levantamientos secesionistas en 1641 en Andalucía, en 1646-1652 Sicilia y en 1647-1648 en Nápoles.

Se firmarán tratados como la Paz de Westfalia en 1648, que ponía fin a la Guerra de los Treinta Años, o la Paz de los Pirineos en 1659 que ponía fin a los conflictos con Francia y Cataluña y suponía grandes pérdidas.

Y a nivel económico las cosas no les fueron mucho mejor; hubo bancarrotas, problemas demográficos, devaluación de la moneda y el comercio proveniente de américa —La Flota de Indias— fue atacado e interceptado constantemente por flotas inglesas y holandesas.

 


BIBLIOGRAFÍA

  • ELLIOTT, John H. El conde-duque de Olivares. El político en una época de decadencia. Ed Crítica, Barcelona, 2004.
  • ELLIOTT, John H. Richelieu y Olivares. Ed Crítica, Barcelona, 2002.
  • GARCÍA GARCÍA, Bernardo José. Los Validos. Ed Akal, Madrid, 2006.
  • TOMÁS y VALIENTE, Los validos de la monarquía hispánica en el siglo XVII. Ed Siglo XXI, Madrid, 1982.

Si quieres utilizar este texto perteneciente a La Misma Historia, no olvides citarnos de la siguiente forma:

San José Beltrán, Laia: Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, el Conde Duque de Olivares (10 de noviembre de 2015), en La Misma Historia [Blog]. Recuperado en: https://lamismahistoria.es/conde-duque-olivares/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

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Laia San José Beltrán

Laia San José Beltrán es licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona y la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en métodos y técnicas de investigación histórica. Dirige los proyectos «The Valkyrie's Vigil» y «Las voces ignoradas».

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