Los orígenes de nuestro pasado
Cualquier excusa es buena para acercarse hasta la histórica y monumental ciudad de Burgos, pero una de las mejores es conocer el Museo de la Evolución Humana (MEH) y los famosos yacimientos de la sierra de Atapuerca, donde desde hace décadas se suceden los hallazgos de los homínidos más antiguos de Europa, además del parque arqueológico.
Dos rampas permiten ascender hasta la entrada de este atractivo e innovador ámbito expositivo que es el MEH. Obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, se distingue por su acristalado exterior y su definidos volúmenes cúbicos, articulados mediante dos gigantescas estructuras rojas en forma de aspa.
El recorrido se inicia por la planta inferior, agrupada por cuatro enormes pastillas que evocan las sensaciones y el ecosistema forestal de la sierra de Atapuerca. En el interior de dos de estas grandes estructuras se exponen los fósiles originales de los homínidos de Atapuerca. Mientras, en la primera se descubren los restos del Homo antecessor, una nueva especie con más de un millón de años de antigüedad y considerado el primer europeo; la segunda atesora los numerosos hallazgos del Homo heidelbergensis localizados en la Sima de los Huesos y entre los que destaca el cráneo nº5, conocido como Miguelón. Igualmente brilla con luz propia un bello bifaz de cuarcita roja, de casi medio millón de años, como parte del primer ajuar funerario de la historia de la humanidad.
En las plantas superiores del museo se va a ir descubriendo, de la manera más didáctica y entretenida, la claves que han hecho retrotraer la presencia humana en Europa hasta hace más de un millón de años. También se incita a la reflexión sobre los procesos de la evolución y del futuro del hombre como especie.
A apenas 15 kilómetros de distancia, la sierra de Atapuerca ofrece una de las experiencias viajeras, culturales y científicas más intensas que se puedan imaginar: la entrada en el sanctasanctórum de la evolución humana, Patrimonio de la Humanidad, es una modesta elevación caliza cubierta por un denso bosque de encinas. Su karstificado interior aparece horadado por un sinfín de cavidades en las que se han localizado distintos yacimientos repletos de fósiles humanos del Pleistoceno.
Aunque es imposible superar lo sentido en la trinchera, todavía queda acercarse hasta el pueblo de Atapuerca para conocer su parque arqueológico, un recinto temático en el que, sobre todo los más jóvenes, van a disfrutar y a aprender con todos los elementos relacionados con la Prehistoria. Solo tiene una pega: al salir, casi todos los niños han descubierto su vocación de arqueólogos.
BIBLIOGRAFÍA:
Autor:
«Javier Ramos es periodista y experto universitario en protocolo. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación como 20 minutos, Las Provincias o Diario 16. Ahora colabora en diferentes publicaciones y blogs. Es un gran aficionado a la historia y los viajes. Escritor en ciernes.
Administra el blog Lugares con historia«
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