Nueva temporada de la web… ¡¡Regresan las cápsulas históricas!!
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Las piedras rúnicas son un legado vikingo, vestigio de su civilización; en ellas encontramos información sobre sus creencias, sus inquietudes, sus viajes, su mitología e, incluso, aspectos más mundanos como serían la vestimenta o sus barcos gracias a los dibujos grabados que podemos ver en algunas de ellas. Aunque muchos asociamos las piedras rúnicas exclusivamente a los vikingos – indudablemente por sus inscripciones – lo cierto es que las piedras funerarias – con o sin inscripciones – son una continuación de las lápidas germánicas del continente europeo que empezaron a erigirse en imitación a las romanas.
Generalmente son piedras de gran tamaño – pese a que también las hay más pequeñas – con inscripciones rúnicas acompañadas de imágenes varias. Su cometido principal es de carácter funerario, dedicadas a algún personaje relevante de una comunidad tras su muerte con intención de glorificar la memoria de los difuntos, aunque también se utilizaron para otros afanes; narrar acontecimientos importantes tales como invasiones, colonizaciones o viajes[1], hechos relevantes en una aldea o comunidad[2], dejar herencias, marcar los límites de un territorio, exhibir estatus social y económico, narrar pasajes de la mitología y las creencias populares, etcétera.
Tal y como sucede con el arte nórdico en general, las piedras rúnicas pueden clasificarse en distintos estilos; Oseberg, Bredal, Borre, Jelling, Mamme, Ringerike y Urnes, éste último el más reciente, el más elaborado y el que contiene más reminiscencias cristianas.
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Principalmente debido a que las inscripciones que en ellas encontramos están realizadas en lo que conocemos como alfabeto rúnico, que utiliza unos símbolos/letras llamados runas que servían para escribir las lenguas de origen germánico principal – aunque no exclusivamente – en Escandinavia y las Islas Británicas durante la época tardoantigua y medieval. En el caso de las piedras rúnicas las previkingas – esto es, las anteriores al siglo VIII – habrían utilizado lo que se conoce como el futhark antiguo (compuesto por 24 runas) para escribir en lengua protonórdica y las piedras rúnicas de época vikinga – es decir, entre los siglos VIII y XI, pudiendo alargar hasta el XII – habrían utilizado el futhark joven o escandinavo (compuesto por 16 runas), para escribir en lengua que conocemos como nórdico antiguo.
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Casi todas las piedras rúnicas siguen un mismo patrón en cuanto a su texto, en el que aparecen mecionados:
Es sustancialmente curioso el hecho de que en el caso de las piedras rúnicas vikingas sea casi más importante aquél que ha mandado erigir el monumento que aquél al que va destinado.
En algunos casos, los menos, las piedras tan sólo contienen imágenes; representando acciones – como una ceremonia funeraria – o pasajes y escenas de la mitología nórdica.
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La mayoría de ellas se erigieron durante la Era Vikinga (siglos VIII-XI), sin embargo, las hay anteriores y posteriores a la Era Vikinga ( siglo IV a siglo XII):
No obstante, la gran mayoría se erigen entre los años 950 y 1100.
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Las cifras oscilan bastante según las fuentes que consultemos[3], pese a ello, lo que sí está claro es que de las 6000 piedras rúnicas de las que se tiene constancia a día de hoy, la mayoría de ellas se encuentran ubicadas en territorios escandinavos y, la mayoría de éstas, en Suecia.
Escandinavia:
Fuera de Escandinavia:
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Generalmente en lugares emblemáticos:
Actualmente se han hallado muchas en iglesias y recintos circundantes a éstas. Los investigadores conocen alrededor del 90% de las ubicaciones reales de las piedras rúnicas que se han hallado hasta el día de hoy y se estipula que algo menos del 50% de éstas fueron movidas de su emplazamiento original. Las hipótesis para las piedras halladas en iglesias son varias;
Aunque se podría hablar mucho más sobre las piedras rúnicas, al tratarse de una cápsula histórica – que debe ser breve y concisa – he querido destacar los aspectos más relevantes y representativos de éstas, es decir, los más genéricos y sin entrar en pormenores o aspectos más concretos y menos generalizados.
[1] Como la piedra rúnica de Sandavágur, en las Islas Feroe, que conmemora en establecimiento en el lugar de un hombre procedente de Rogaland, al sudeste de Noruega.
[2] Como la piedra rúnica de Hørning, en Jutlandia (Dinamarca) que registra la liberación de un esclavo.
[3] Algunos autores distinguen entre piedras rúnicas e inscripciones rúnicas (contemplando éstos otros soportes) y otros autores no los distinguen. Asimismo, algunos autores en sus estudios especifican esta distinción y otros no, por lo que en ocasiones es harto complicado discernir a qué se están refiriendo.
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BILIOGRAFÍA.
Si quieres utilizar este texto perteneciente a Historia 2.0, no olvides citarnos de la siquiente forma:
San José Beltrán, Laia. «Las piedras rúnicas» en: Cápsulas históricas. (1 de septiembre de 2015) Historia 2.0 [Blog] Recuperado de: http://historiadospuntocero.com/las-piedras-runicas/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]
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