«VISIÓN DE LOS PUEBLOS PRERROMANOS DEL NORTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA A PARTIR DE ESTRABÓN», DE JOSE PALANCA

INTRODUCCIÓN

El estudio de fuentes clásicas siempre ha sido un recurso empleado para el estudio de la historia antigua. En este artículo se tratará de explicar las costumbres y modos de vida de los habitantes del norte de Iberia a través de la visión del griego Estrabón.

ESTRABÓN

Estatua de Estrabón en su ciudad natal. 2009.
Fuente: Wikimedia Commons

Estrabón (64 a.C – 20 d.C) nació en Amasia, en Asia Menor. De origen aristocrático, es conocido fundamentalmente por su obra Geografía. Estrabón, geógrafo e historiador, viajó por distintos territorios del Imperio Romano, lo que le ayudaría a conocer algunas culturas, historias y fuentes. A pesar de haber escrito otras obras, a fecha de hoy solamente se conoce su obra Geografía, perdiéndose las restantes con el paso del tiempo.

Su obra Geografía constaría de 17 libros, que narraban todo el mundo conocido en Roma hasta entonces, constituyendo el más vasto estudio geográfico que la antigüedad grecorromana nos ha dejado. Relevancia para nosotros tiene el Libro III, que dedicaría a Iberia, aunque conviene destacar que Estrabón nunca estuvo en Iberia, por lo que tuvo que recurrir a otras fuentes.

LOS PUEBLOS DEL NORTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA A PARTIR DE ESTRABÓN

En el Libro III de la Geografía encontramos un texto que habla sobre las sociedades prerromanas del norte de la Península Ibérica. Gracias a Estrabón y otras fuentes clásicas podemos conocer los nombres de los grupos que habitaron ese territorio en los últimos siglos del I milenio a.C. Aunque realmente esos grupos no formaban estados o protoestados, sino que eran diferentes grupos de población que tenían unas características socioeconómicas y culturales parecidas. La arqueología ha contrastado que estos grupos tenían rasgos comunes, y tenían su raíz en las sociedades que habitaron durante el Bronce Final Atlántico, sobre todo en la parte más occidental, aunque cada región tenía sus particularidades propias.

Todos los habitantes de la montaña son sobrios: no beben sino agua, duermen en el suelo, y llevan cabellos largos al modo femenino, aunque para combatir se ciñen la frente con una banda. Comen principalmente carne de cabrón; a Ares sacrifican cabrones, y también cautivos y caballos; suelen hacer hecatombes de cada especie de víctima, al uso griego, y por decirlo al modo de Píndaros, ‘inmolan todo un centenar’. Practican luchas gýmnicas, hoplíticas e hípicas, ejercitándose para el pugilato, la carrera, las escaramuzas y las batallas campales.

 

En las tres cuartas partes del año los montañeses no se nutren sino de bellotas, que, secas y trituradas, se muelen para hacer pan, el cual puede guardarse durante mucho tiempo. Beben ‘zýthos’, y el vino, que escasea, cuando lo obtienen se consume en seguida en los grandes festines familiares. En lugar de aceite usan manteca. Comen sentados sobre bancos construidos alrededor de las paredes, alineándose en ellos según sus edades y dignidades; los alimentos se hacen circular de mano en mano; mientras beben, danzan los hombres al son de flautas y trompetas, saltando en alto y cayendo en genuflexión.

 

En Bastetanía las mujeres bailan también mezcladas con los hombres, unidos unos y otros por las manos. Los hombres van vestidos de negro, llevando la mayoría el sagum con el cual duermen en sus lechos de paja. Usan de vasos labrados en madera, como los keltoí. Las mujeres llevan vestidos con adornos florales. En el interior, en lugar de moneda practican el intercambio de especies o dan pequeñas láminas de plata recortadas.

 

 A los criminales se les despeña, y a los parricidas se les lapida, sacándolos fuera de los límites de su patria o de su ciudad. Se casan al modo griego. Los enfermos, como se hacía en la Antigüedad entre los assýrioi, se exponen en los caminos para ser curados por los que han sufrido la misma enfermedad. Antes de la expedición de Broútos, no tenían más que barcas de cuero para navegar por los estuarios y lagunas del país; pero hoy usan ya bajeles hechos de un tronco de árbol, aunque su uso aún es raro. Su sal es purpúrea, pero se hace blanca al molerla. Así viven estos montañeses, que, como dije, son los que habitan en el lado septentrional de Ibería; es decir, los kallaikoí, ástoures y kántabroi, hasta los ouáskones y el Pyréne, todos los cuales tienen el mismo modo de vivir.

Estrabón. Geografía. Libro III. Capítulo 3. Apartado 7.

Mapa de la Península Ibérica mostrando la Ibería clásica según la Geografía de Estrabón. 2009.
Autor: HansenBCN. Fuente: Wikimedia Commons

 

Aspectos generales

Leyendo el texto, Estrabón realiza una descripción de las costumbres y modos de vida de los habitantes del norte de Iberia, a los que él llama kallaikoí, ástoures, kántabroi, ouáskones y el Pyréne. En resumen, describe a estas gentes como montañeses sobrios, que beben agua, llevan cabellos largos, comen carne de cabrón y se nutren de bellotas. Describe que eran gentes que se ejercitaban para la guerra y las batallas campales, comenta sus modos de vestimentas, con los hombres vistiendo “ságos” y las mujeres llevando vestidos con adornos florales. Finalmente, nos habla de otras costumbres interesantes como el modo de tratar a los criminales, a los enfermos y su navegación. La sensación general transmite el texto es que nos encontramos con unas gentes no civilizadas[1].

Ilustración 2 Mapa de la Península Ibérica mostrando la Ibería clásica según la Geografía de Estrabón. 2009.

Autor: HansenBCN. Fuente: Wikimedia Commons [Consultado el 25 de Agosto de 2015]

Aunque las sociedades de estos grupos prerromanos de la península Ibérica no eran tan bárbaras como lo pinta Estrabón. Eran sociedades con su propia economía y cultura, adaptadas al medio donde vivían, conocían el uso del hierro, la cerámica torneada, la orfebrería y la escultura, datos que no son nombrados por Estrabón en el texto, pero sí conocida por la arqueología. Probablemente la razón de ello es que el geógrafo griego se interesaría más por las costumbres y rarezas de esta gente, que por cosas que se suponen que son “normales”. Por ejemplo en la actualidad muchos autores y periodistas narran lo extraordinario frente a lo cotidiano, con lo que se obvia información que podría ser más  interesante que la simple anécdota.

Economía de estas sociedades

Respecto a la economía de estas sociedades indígenas, Estrabón nos dice que bebían agua, comían carne de cabrón y se nutrían de bellota. Ciertamente esto se corrobora por la arqueología y las investigaciones. La sociedad era básicamente ganadera de ovicápridos, condicionada por la geografía y el terreno de las zonas montañosas cantábricas y por el macizo galaico-leonés. En estos lugares, la agricultura era más difícil que, por ejemplo, en las tierras de sus vecinos vacceos, aunque tampoco era imposible. Estos productos agrícolas servían como complemento a la dieta y podían obtenerse también por intercambio. Interesante es la mención de la bellota, que ha sido corroborada arqueológicamente, y de la que se hacía una harina bastante apreciada. Finalmente, se menciona que bebían zýthos (cerveza). Esta bebida se consideraba por los griegos y romanos como una bebida bárbara, siendo el vino más de gente civilizada. De ahí que destace su mención, además de decir que el vino escaseaba, probablemente por las condiciones más adversas para el cultivo de vid en aquellas tierras. Algo parecido pasaría con la mención de la manteca en lugar de aceite. Aunque, no obstante, no se mencionan otros tipos de alimentación y subsistencia de estos grupos como podría ser la recolección de frutos, pescado o marisco, con bastante tradición en los litorales atlánticos.

Respecto a otros aspectos económicos interesa conocer la existencia de una economía de trueque, en lugar de tener una economía monetaria. Los trueques resultaban habituales tanto a nivel doméstico como en comercio de gran escala. La moneda no aparecería hasta la conquista romana y la imposición de una economía monetaria, aunque incluso durante época romana pervivía costumbre en los ámbitos domésticos de un comercio mediante trueque.

Costumbres y modos de vida

Interesante es también la información sobre las costumbres y los modos de vida de estos grupos prehistóricos, como es la vestimenta o los bailes y danzas de los que escribe el geógrafo griego. Es información difícil de obtener arqueológicamente, así que muchas veces nos tenemos que basar en las fuentes literarias a la hora de conocer estos modos de vida. Modos de vida que nos pueden dar pistas sobre la estructuración de la sociedad o la religiosidad. El modo de comer, con una jerarquía en función de la edad y dignidad nos indica sociedades jerarquizadas, donde habría élites que controlarían a la sociedad y donde la edad también tendría su importancia. Situación que recuerda a otros grupos prehistóricos peninsulares. Respecto a la práctica de las luchas para el ejercicio de la guerra y las escaramuzas, era un aspecto común con otros pueblos prerromanos como los lusitanos. No eran propias de rudos bárbaros, tal y como parece interpretarse del texto, sino que eran actividades habituales dentro de algunas comunidades indígenas pastoriles y ganaderas, como costumbres propias de sociedades clientelares guerreras.

Recreación de unidad familiar castreña del siglo I d.C. 2010.
Fuente: Wikimedia Commons

LAS FUENTES HISTORIOGRÁFICAS CLÁSICAS. UNA VISIÓN CRÍTICA

Este relato de Estrabón, así como otros de autores, han suministrado una buena información de las gentes que habitaron Iberia antes de la conquista romana. Aunque hay que tener cautela, ya que no siempre proporcionan la realidad de los hechos. No pocos historiadores daban por verdaderas las narraciones de las fuentes literarias antiguas sin tener una visión crítica. Aunque actualmente ya no se toma tan al pie de la palabra la información dada por los escritos clásicos. La arqueología también ha ayudado a corroborar o rechazar informaciones escritas.

Se conoce, además, que la mayoría de la literaria de la época de conquista de Hispania tendía a ser tendenciosa y patriotera; todo por la glorificación y exaltación de las virtudes de Roma y la civilización frente a la barbarie. Por tanto, no es de extrañar que se tache a los que no eran romanos como  incivilizados. La llegada de Roma era un elemento civilizador para esos bárbaros. Las costumbres narradas por las fuentes clásicas han de ser, por ello, valoradas lo más objetivamente posible. Las costumbres que puedan parecer bárbaras han de ser analizadas dentro de otros estudios sobre la sociedad de los grupos de finales de la Edad del Hierro. Personalmente, el término bárbaro siempre me ha parecido totalmente subjetivo, condicionado por la visión superior de unas sociedades sobre otras. La tuerca se podría girar y bien algunos de estos grupos prehistóricos podrían haber visto a los romanos como bárbaros y no como civilizadores.

CONCLUSIÓN

El estudio de las fuentes clásicas para conocer las sociedades prehistóricas peninsulares es interesante, pero han de ser tomadas con cautela. Este texto de Estrabón es ameno y lo que narra proporciona la información que posteriormente hay que analizar y contrastar. Aunque, por otro lado, se puede dejar de lado todos estos análisis históricos y simplemente disfrutarlo como historias de otros mundos y valorarlas de forma literaria. Quizás por eso los libros de Estrabón tuvieron tanto éxito y han podido llegar hasta la actualidad, cosa que otros libros clásicos grecorromanos no han podido.

BIBLIOGRAFÍA

  • VV.AA. Prehistoria Antigua de la Península Ibérica. Editorial Univ. Ramón Areces UNED, Madrid, 2012.
  •  VV.AA. Prehistoria I. Las primeras etapas de la Humanidad. Editorial Univ. Ramón Areces. UNED, Madrid, 2010.
  •  Sánchez Moreno, E. (coord.). Historia de España. Protohistoria y Antigüedad de la Península Ibérica. Vol. II. La Iberia prerromana y la romanidad. Editorial Sílex. Madrid. 2009
  •  Estrabón. Geografía de Iberia. Alianza Editorial. 2007.

[1] En el sentido de civilización grecoromana, ya que las descripciones que ofrece Estrabón son seguramente las más contrarias a la sociedad grecorromana.

Autor del artículo:

[alert-note] Jose Palanca es Ingeniero Industrial por la Universidad Jaime I de Castellón y estudiante de últimos años del grado de Historia en la UNED. Aficionado a la historia no solamente para conocerla, sino también para divulgarla. Tiene conocimientos para la aplicación de nuevas tecnologías en el estudio y la divulgación de historia, como el diseño en 3D o el uso de diseño asistido por ordenador (CAD), así como también sobre lenguas de la antigüedad como latín, sumerio o elamita. Administra la página web La Crisis de la Historia (www.lacrisisdelahistoria.com) desde el año 2012, poseedora de ISNN desde septiembre de 2015. [/alert-note]

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Palanca, Jose. Una visión de los pueblos prerromanos del norte de la Península Ibérica a partir de Estrabón (8 de octubre de 2015) Historia 2.0 [Blog] Recuperado de: http://historiadospuntocero.com/articulo-colaboracion-/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

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