El pasado día 3 de Enero tuvimos la suerte de visitar el museo y la cueva prehistórica de Ardales (Málaga), a la sazón de visitar y conocer el lugar y más concretamente para poder escribir una pequeña reseña de la visita que nos gustaría compartir con todos vosotros, lectores de Historia 2.0.
Se puede llegar de dos maneras a Ardales, desde el norte viniendo por la carretera de Antequera-Campillos, o desde el sur viniendo por la carretera de Álora-Carratraca. Es un pueblo pequeño y muy pintoresco que se distribuye alrededor de un espolón rocoso donde se ubican los restos de la fortificación que Umar ibn-Hafsun dispuso allí para vigilar el paso de norte a sur y viceversa. Actualmente casi no queda nada ya que se trataba de una fortificación endeble, pero si resta un formidable muro de mampostería con contrafuertes que se ve perfectamente desde la carretera viniendo por el sur. Como curiosidad antes de ponernos a hablar de la visita en sí, decir que a la entrada del pueblo hay una zona reservada a huertos comunales que los vecinos pueden utilizar para cultivar sus propias hortalizas y verduras, ¡Una idea genial que debería estar mucho más extendida!
Nada más entrar al pueblo nos toparemos con un edificio pintado de color anaranjado con pictogramas en las paredes, e incluso una simpática silueta que simula estar pintando. Este es el museo de Ardales, ¡Por tanto si vais a verlo es imposible que os perdáis! El museo consta de dos plantas, en ellas el discurso cronológico discurre desde el Paleolítico –en la planta baja–, hasta el Neolítico y la Edad del Bronce –en la planta superior–. La entrada al museo es gratuita, sólo hay que sacar entrada para visitar la cueva (cuesta 10 euros), ¡Pero cuidado! Hay que avisar de la visita con tiempo poniéndose en contacto con ellos porque sólo pueden visitar la cueva un grupo de 15 personas al día para que la conservación del lugar sea idónea. Es una idea fantástica y adecuada para que el lugar no se deteriore.
La visita es guiada por un guía que fue muy agradable con nosotros, aunque imagino que variarán de personas, y es él el que encabeza la subida a la cueva –se realiza en coche, está a unos tres kilómetros del museo y la subida es espectacular y se ve un hermoso paisaje desde esa altura–. Una vez hemos dejado el coche en la entrada de la cueva el guía entrega linternas para que todo el mundo vea por donde va, ya que es una cueva sin iluminación natural. Recomendamos ir con cuidado y con ropa cómoda, pero sobre todo con un calzado adecuado, pues al ser de roca caliza hay numerosas filtraciones de agua y humedad, con lo que el suelo es resbaladizo en ocasiones. Ya dentro el guía nos lo irá explicando todo con gran detalle haciendo la visita muy interactiva sobre todo para los más jóvenes, algo que es estupendo para despertar su interés acerca de la historia del lugar. Por supuesto y al margen de los grabados y pinturas, la cueva es un espectáculo natural fantástico en sí, con formaciones calizas de millones de años de antigüedad que lo hacen sentirse a uno realmente pequeño en comparación.
No vamos a dar más detalles porque queremos que vayáis a descubrirla vosotros mismos, pero en definitiva, recomendamos encarecidamente la visita al museo y a la cueva de Ardales para disfrutar de un magnífico espectáculo natural y prehistórico en un hermoso entorno como es Ardales y las montañas que albergan este tesoro milenario 😉
Por supuesto hay muchos lugares que visitar en el entorno, no sólo Ardales sino Campillos, Antequera, Carratraca, Álora, el famoso Caminito del Rey, el yacimiento arqueológico de Bobastro y también os invitamos a recorrer la carretera que transcurre por los embalses porque tiene vistas espectaculares de la naturaleza y las curiosas formaciones geológicas de la zona. ¡En el mismo museo os informarán con mucho gusto!
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