El cementerio de los artistas.

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La parroquia de San Sebastián -en la calle Atocha número 39 de Madrid- es de esas edificaciones que no despiertan demasiado interés al viandante que pasea absorto por el casco histórico de la capital. En pleno Barrio de las Letras y rodeada de grandes emplazamientos históricos y culturales, es sin embargo uno de los templos históricamente más importantes de Madrid.

 No me detendré en datos acerca de su estilo arquitectónico o su fundación, ya que este artículo pertenece a la sección «Cápsula Histórica» y los investigadores ni siquiera se ponen de acuerdo entre las fechas 1541 y 1550. Además, a lo largo de los años se fueron añadiendo nuevas capillas y realizándose distintas ampliaciones y, durante la Guerra Civil española -en concreto el 20 de noviembre de 1936-, sufrió casi su total destrucción al ser bombardeada por la aviación franquista, volviéndose a levantar años más tarde.

 Aunque la iglesia no carece de interés artístico, su importancia histórica radica en los siguientes aspectos[1] de los cuales alguno es incluso siniestro:

  • En sus archivos, o libros parroquiales, figuran importantes datos -a través de los partes de defunción, nacimiento, bautismo y matrimoniales- de las numerosas personalidades con relavancia histórica que estuvieron relacionadas con el lugar.
    • Bautizados: Ramón de la Cruz, Fernández de Moratín, Barbieri, Madrazo, Echegaray o Jacinto Benavente entre otros.
    • Difuntos o enterramientos: Miguel de Cervantes -que aunque enterrado en las Trinitarias Descalzas, tiene aquí su parte de defunción-, Lope de Vega, Juan Ruís de Alarcón, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, Espronceda, Antonio Pereda, Juan Vicente Ribera.
    • Matrimonios: Bécquer, Sagasta, Mariano José de Larra, Claudio Coello, Bocherini, José Zorrilla, Bretón de los Herreros, Modesto La Fuente, Mariano Fortuny, Alberto Aguilera, José Canalejas, Ramón del Valle-Inclán o Antonio Buero Vallejo. A la entrada del templo pueden observarse una serie de placas conmemorativas con el nombre de más personalidades.
  • Lope de Vega murió en 1635 y dejó como albacea de su testamento a su amigo el Duque de Sessa, de tal forma que éste se hiciera cargo a voluntad del funeral y las misas una vez que falleciera. El Duque quiso honrar los restos del dramaturgo y lo hizo enterrar en el panteón familiar que poseía en la parroquia, con tal mala suerte que, sus herederos olvidaron -o quién sabe si no quisieron- pagar el nicho en que fue provisionalmente enterrado[2]. Sus restos fueron a parar posiblemente a un osario común[3] donde desde entonces se encuentran perdidos para siempre.
  • Existe además una célebre y triste historia que acompaña al lugar, protagonizada por José Cadalso -militar y poeta precursor del romanticismo, 1741-1782-. Cuentan que estaba muy  enamorado de una famosa actriz del momento, María Ignacia Ibáñez, apodada «La Divina» -llamada Filis en su obra[4]-, quien murió a los 25 años a causa del tifus. Cadalso, desesperado por la pérdida y la soledad que ésta le causaba -aunque hoy en día le quitan romanticismo al asunto y aseguran que quizá también debido al alcohol-, acudió al camposanto seis meses después de ser sepultada su amada para desenterrar su cuerpo y darle el último adiós. Por suerte, o por desgracia para él, acabó siendo sorprendido por soldados de la Santa Hermandad -predecesores de la Guardia Civil-. De este suceso surgiría su obra Noches Lúgubres -1775- donde describe su intención de exhumar ilegalmente el cuerpo de su Filis para conducirlo a casa y suicidarse junto al cadáver incendiando el hogar[5].

Podéis leer el texto AQUÍ

El 10 de octubre de 1969, la parroquia fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento (BOE 28-10). La Fototeca del Patrimonio Histórico del Instituto del Patrimonio Histórico Español contiene fotografías que muestran el estado que tenía antes de los bombardeos, así como el aspecto de lo que quedó después y los trabajos llevados a cabo para su reconstrucción.

Hoy, en el antiguo cementerio de los artistas, existe una floristería que lleva más de 125 años abierta. Un pequeño negocio entonces familiar del que se dice que no llegó a cerrar ni cuando volaban los bombarderos de la Guerra Civil.

 


 [1] Una vez perdido el derecho de asilo en todas las iglesias de Madrid, ésta y la de San Luis, fueron las únicas que continuaron acogiendo en sagrado a los perseguidos por la justicia.

 [2] Los difuntos se enterraron en las iglesias hasta 1773 cuando Carlos III decidió terminar con tal insalubre constumbre. Varias capillas de la iglesia tenían su cripta o bóveda donde solían enterrarse a los congregantes o cofrades. Cuando no tenían cripta, se enterraban en el suelo. Lope de Vega fue sepultado en la cripta que había bajo el altar mayor, aunque no consta si en el suelo o en el nicho. Los depósitos eran sepulturas temporales en las que los restos eran después trasladados a su sepultura definitiva o se sacaban al osario común si no se seguía pagando cierta cantidad de dinero indicado en los aranceles parroquianos.

[3] En esa parroquia morían algunos años más de 500 personas y por eso era necesario realizar una “monda general” cada 4 o 5 años por falta de espacio, echándose los huesos en pozos, zanjas y fosos. Según datos de los archivos parroquiales, es posible que sus restos fueron a parar al osario común alrededor del año 1600, por motivo de no pagar el depósito ni el Duque de Sessa ni sus herederos.

[4] Todo lo muda el tiempo,
Filis mía,
todo cede al rigor de sus guadañas:
ya transforma los valles en montañas,
ya pone un campo donde un mar había.
Él muda en noche opaca el claro día,
en fábulas pueriles las hazañas,
alcázares soberbios en cabañas,
y en juvenil ardor en vejez fría.
Doma el tiempo al caballo desbocado,
detiene el mar y el viento enfurecido,
postra al león y rinde al bravo toro.
Solo una cosa al tiempo denodado,
ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
y es el constante amor con que te adoro.

[5] Existe una carta fechada en 1791 y firmada con las letras M.A., en la que se cuenta lo que dice expresamente el título: “Carta de un amigo de Cadalso sobra la exhumación clandestina del cadáver de la actriz María Ignacia Ibáñez.»

 

BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ GARCÍA, Matías. Parroquia madrileña de San Sebastián: algunos personajes de su archivo.

Lope de Vega. Códice Durán-Masaveu. Cuaderno autógrafo, ed. facsímil. Asturias: Fundación María Cristina Masaveu, 2011.

MARTÍNEZ BARGUEÑO, Manuel. San Sebastián. La iglesia de los cómicos y los arquitéctos. Manuelblas [http://manuelblasmartinezmapes.blogspot.com.es/2009/10/sebastian-la-iglesia-de-los-comicos-y.html][Consultado: 12 marzo 2015]


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Godino Cueto, Irene. «El cementerio de los artistas» en: Cápsulas históricas. (21 de marzo de 2015) Historia 2.0. [Blog] Recuperado en: http://historiadospuntocero.com/el-cementerio-de-los-artistas/  [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

Irene Godino Cueto

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