Esta valiosa carta náutica (que no «mapa»), atribuida al navegante cántabro Juan de la Cosa (c. 1450-1509), fue redescubierta en una almoneda de París en 1832, donde fue adquirida por el barón Walkenaer, coleccionista, geógrafo y embajador holandés en Francia. En 1853, a la muerte del barón, el Estado español