Todos sabemos ya que don Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – Madrid, 27 de agosto de 1635) es uno de los poetas y dramaturgos del Siglo de Oro¹ más importantes -llegó a renovar las fórmulas del teatro y junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, es uno de los máximos exponentes del teatro barroco español- y uno de los autores más prolíficos de la historial mundial debido a lo ingente de su obra.
Amigo de Quevedo y Juan Ruiz de Alarcón, mantuvo su rivalidad con Miguel de Cervantes y una patente enemistad con Góngora, con quien se disputaba el principado poético.
Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547 – Madrid, 22 de abril de 1616) lo llamaría monstruo de la naturaleza -por su fecundidad literaria- en 1615 al publicar «Ocho comedias y ocho entremeses nuevos» donde tras hacer una breve historia de la comedia española, escribió lo siguiente:
[…] entró luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzose con la monarquía cómica: avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes. Llenó el mundo de comedias propias, felices y bien razonadas, y tantas, que pasan de diez mil pliegos los que tiene escritos; y todas (que es una de las mayores cosas que puede decirse) las he visto representar, u oído decir, por lo menos, que se han representado…»
Sin embargo, años antes, en 1605 aparecería la primera parte de El Quijote de Cervantes en cuyo prólogo aparecen algunos ataques antilopescos:
El poeta procura acomodarse con lo que el representante que le ha de pagar su obra le pide. Y que ésto sea verdad véase por muchas e infinitas comedias que ha compuesto un felicísimo ingenio destos reinos, con tanta gala, con tanto donaire, con tan elegante verso, con tan buenas razones, con tan graves sentencias, y, finalmente, tan llenas de elocución y alteza de estilo, que tiene lleno el mundo de su fama; y por querer acomodarse al gusto de los representantes, no han llegado todas, como han llegado algunas, al punto de la perfección que requieren.
También se le conocería por el sobrenombre de Fénix de los ingenios.
A pesar de ser también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de varias novelas y obras narrativas largas tanto en prosa como en verso, en este artículo no analizaremos su obra, sino que pasaremos a conocer su persona.
En 1588 el Fénix, vamos a decir por ahora que, decide enrolarse en la tripulación de la Armada Invencible. A sus 26 años ya cargaba sobre sus hombros una agitada vida.
Para entender este episodio concreto de su vida, así como el carácter y los sucesos que le llevaron a tal momento, es necesario comenzar por el principio:
Lope de Vega procedía de una familia humilde, natural de las montañas cántabras. Su padre, bordador, tras una breve estancia en Valladolid decidió mudarse a Madrid, según afirmaba el autor debido a una aventura amorosa de la que le rescataría su madre y siendo el dramaturgo el fruto de esta reconciliación.
Pasó parte de su infancia en casa de su tío Miguel Carpio, Inquisidor de Sevilla y de acuerdo a su propio testimonio, fue un niño muy precoz que además de leer latín y castellano a los cinco años, también componía versos y a los doce, comedias – ésto se duda porque tiempo más tarde estas obras se publicaron tras haber sido rehechas-.
Sí se supone que comenzó en 1572 sus estudios en el Colegio Imperial, para pasar al año siguiente al de los Teatinos y en 1574 al Colegio de los Jesuitas. En 1577 ingresaría en la Universidad de Alcalá y se cree que sería el Obispo de Cartagena, Jerónimo Manrique -luego Inquisidor General- quien intentaría ayudarle a conseguir su bachillerato en 1581. Pero Lope de Vega tenía una conducta desordenada y mujeriega que le distraía de sus estudios y que no le hacían apto para el sacerdocio -inclusó se llegó a escapar de casa junto a un amigo- por lo que tuvo que ganarse la vida como secretario de aristócratas y prohombres y escribiendo comedias y piezas de circunstancias.
Juan Manuel Rozas (1990) afirma que en el Siglo de Oro español «el mecenazgo era el único camino para un escritor no rico, ni noble, ni funcionario» y que no debe olvidarse que una larga tradición del humanismo inclinaba a los escritores a aproximarse al poder, ejerciendo muchos de ellos la función de secretarios. En el caso de nuestro protagonista, su éxito con las comedias le habría permitido vivir con decoro a pesar de los muchos gastos ocasionados por una familia tan numerosa y peculiar como veremos más adelante que tenía. Pero desde muy pronto y hasta el último de su días, quizá para compensar el desorden de su vida amorosa y la crítica social que ésta le causaba, vivió obsesionado por alcanzar el reconocimiento de su nobleza y el prestigio de intelectual serio y grave, algo que solo podía conseguir a través del ámbito del poder.
En esos años que comentamos, 1580, comenzarían sus amores con María de Aragón (Marfisa en sus obras) con quien tendría una hija, Manuela (1581-1585).
En 1583 se alistó en la expedición del Marqués de Santa Cruz y Capitán General de las Galeras de España – Álvaro de Bazán- a la isla Terceira (o Tercera), en las Azores. El Tercio de Lope de Figueroa –en el que servía el propio Lope de Vega– tuvo un papel determinante en el desarrollo de la contienda al protagonizar la memorable defensa del San Mateo, que llegó a estar acorralado por tres galeones franceses. Sin embargo, Lope de Vega se encontraba lejos del San Mateo, en un lugar donde posiblemente apenas se vislumbró la batalla.
A estas alturas ya habría conocido también a Elena Osorio (a quien en sus obras identificaría como Filis, Zaida o Dorotea), pudiendo haber sido ésta, incluso, el motivo por el que decidiese alistarse a la expedición a las Azores. Una vez de vuelta a Madrid, frecuentaba la casa del mecenas Jerónimo Velázquez, padre de quien sería su primer gran amor, Elena. Durante cuatro años mantuvo relaciones amorosas con ella a pesar de estar casada con otro hombre. Elena se separaría en 1587 pero, desafortunadamente para nuestro personaje, aceptaría por conveniencia entablar relaciones con el noble Francisco Perrenot, sobrino del poderoso cardenal Granvela.
Un Lope de Vega despechado y ya entonces autor codiciado, comenzó a escribir libelos² contra Velázquez y especialmente contra su hija Elena Osorio para denunciar el hecho. Por ello le tomaron preso cuando representaba en el Corral de la Cruz.
Una dama se vende a quien la quiera.
En almoneda está. ¿Quién quiere compralla?
Su padre es quien la vende, que aunque calla,
su madre la sirvió de pregonera…
Pero Lope reincidió -en la cárcel de la Villa de Madrid continuaba difundiendo cartas y versos difamatorios contra Elena- y un segundo proceso judicial fue más tajante: lo desterraron ocho años de la Corte y dos del reino de Castilla, con amenaza de pena de muerte si desobedecía la sentencia.
Sucede que, de nuevo, para cuando ésto ocurre, Lope ya se había enamorado nuevamente, esta vez de Isabel de Urbina, hija del pintor del rey.
No se sabe si al salir de la cárcel se marchó directamente a Valencia donde elegiría pasar sus dos años de destierro del Reino o si antes de irse se quedó unos meses en Madrid. En cualquier caso, casi recién salido del proceso, Lope volvió a tener problemas con la justicia, esta vez por el rapto -consentido- de Isabel (Belisa). Es posible que la acusación retirara los cargos gracias a un acuerdo con Lope en el que se le exigía que se casara con la dama. Este matrimonio se produjo el 10 de mayo de 1588 por poderes ya que el escritor no podía entrar en Madrid y se encontraba cumpliendo la pena de destierro.
Es probable que su alistamiento en la Armada Invencible (La Grande y Felicísima Armada de Felipe II) movilizada para la «Jornada de Inglaterra«, fuese otra condición impuesta por los parientes de Isabel, deseosos como estaban de perder de vista a un yerno tan impresentable.
El 29 de mayo, 19 días después de su primer matrimonio, reanudó por lo tanto su carrera militar, esta vez en el galeón³ San Juan de la escuadra castellana.
La Armada tuvo que hacer escala en La Coruña el 21 de junio. El galeón San Juan, navío almirante, en el que según se desprende en sus obras iba él, tuvo que combatir el 31 de julio y el 2 y el 4 de agosto. Arribó luego en un puerto irlandés, chocó en el viaje de regreso con un barco español y llegó finalmente a La Coruña. Lope de Vega asegura que a bordo escribió «La hermosura de Angélica«.
Pero de nuevo, se ha puesto en duda su participación en el combate naval y este sucedo deja perplejos a los biógrafos del Fénix porque entraña serias contradicciones entre los datos que se poseen sobre la vida del autor -especialmente de lo que afirman Lope y sus amigos- y los vagos documentos históricos, no oficiales, que se conservan al respecto. Es más, con sólo atender a las obras del dramaturgo, también se encuentran inconsistencias que hacen dudar de su aventura naval. Parece que, efectivamente, embarcó en Lisboa y que quizá desembarcara en La Coruña, en la primera escala, por razones de salud. También pudo ser que fuese en algún otro velero que tuvo escasa o ninguna intervención en la batalla. En cualquier caso, lo importante es que hay autores que cuestionan su presencia en la mal llamada Armada Invencible.
En diciembre de 1588 volvió tras la derrota y se dirigió a Valencia. Allí vivió con su mujer, tuvo una hija, Antonia (1589-1594) y se dedicó a una intensa labor literaria. Se sabe que en Valencia tuvo amantes, pues fruto de ello tuvo como hijo a Fernando Pellicer (Fray Vicente).
Sin embargo, su vida no sería más tranquila a partir de entonces.
En diciembre de 1595 cumplió sus años de destierro de la Corte y regresó a Madrid abandonando su servicio como secretario -nunca se realizó su nombramiento como tal- para el Duque de Alba que había comenzado en 1591.
Para el Duque de Sessa (Luis Fernández de Córdoba, Conde de Cabra) despachaba borradores de billetes, cartas y memoriales de lo más diverso, pero sobre todo, las pretensiones y lances amorosos de su señor. Era Lope quien redactaba las cartas de amor, pero no solo escribía versos adaptados a cada amada y a sus circunstancias sino que cedía al Duque los que él mismo había dedicado a sus propios romances.
El año anterior, 1594, nacería Teodora (1594-1596) e Isabel de Urbina fallecería en el parto.
Aunque para 1596 conoce a Micaela Luján (actriz, Celia o Camila Lucinda), ese mismo año es procesado por amancebamiento con Antonia Trillo de Armenta, también actriz y viuda.
En 1598 se casaba por segunda vez con Juana de Guardo, hija de un adinerado abastecedor de carne y pescado de la Corte. Al parecer se trataba de una mujer vulgar y todos pensaban que se habia casado por interés – Juana tuvo una dote de 22.382 reales de plata doble-. Con ella tuvo cuatro hijos: Jacinta, Juana, Cárlos Félix (muy querido para él) y Feliciana.
No debía profesarle demasiado amor cuando estando casado con Juana, iba y venía a toledo donde tenía a sus antiguas amantes.
Una de estas amantes fue, como se mencionó antes, Micaela Luján, que estaba casada con otro actor ausente en Perú. Vivió con Micaela en Sevilla, Granada, Toledo y Madrid y de los nueve hijos que concibió, cinco al menos, fueron de Lope: Ángela, Mariana, Félix, Marcela y Lope Félix.
Durante este periodo volvió a trabajar como secretario personal de quien sería el futuro Conde de Lemos -gran mecenas literario y protector de Cervantes- y se dividió también entre dos hogares -el de su esposa y el de su amante Micaela con la que mantuvo una relación de quince años- y un número indeterminado de amantes, muchas de ellas actrices como Jerónima de Burgos (La señora Gerarda en sus obras).
En contra de lo que se pueda pensar, el monstruo de la naturaleza, hizo gala de una firmeza de voluntad poco común y trabajó mucho, prodigando una obra torrencial, para sostener a sus hijos.
En 1609 ingresó en la «Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento» en el Real Oratorio de Caballero de Gracia a la que pertenecían casi todos los escritores relevantes de Madrid. Esto sucedió por una inclinación cada vez más acuciante hacia al sacerdocio, pero ¿por qué de repente decidió cambiar su estilo de vida a uno alejado de los devaneos amorosos? Parece ser que para Lope de Vega fueron fehas de una profunda crisis existencial, impulsada probablemente por la muerte de parientes próximos.
Juana de Guardo sufría frecuentes enfermedades y en 1612 su hijo Carlos Félix murió de fiebres. El 13 de agosto del año siguiente, fallecía también Juana, quien sería su última esposa, al dar a luz a Feliciana. Tantas desgracias afectaron emocionalmente a Lope, quien en 1614 decidió al fin ser ordenado sacerdote.
En contra de lo que pueda parecer, el sacerdocio no templó su sangre y de esta época, de 1615 en concreto, se conoce a otra de sus amantes Lucía Salcedo (actriz, «La loca» en sus obras).
Pero de quien se enamoró por última vez en sus últimos años de vida, fue de Marta Nevares (Amarilis o Marcia Leonarda), nacida en 1591 y casada, lo que podría haberse considerado un sacrilegio.
De ella tuvo una hija, Antonia Clara, nacida en 1617, fecha en la que también encerraría a su otro hijo, Lope Félix, en un asilo por su comportamiento.
En 1619 murió el marido de Marta y aunque en el año 1627 ingresó en la Orden de Malta, Lope cuidaría de ella en su casa durante todo ese tiempo. La causa, una ceguera y ataques de locura. Ella acabaría muriendo en 1632, con 41 años.
A pesar de su éxito literario y de los honores que recibió del rey y del Papa, sus últimos años fueron infelices.
En 1625 se prohibió imprimir comedias en los reinos de Castilla y las suyas ya no gozaban del antiguo éxito. Se debía ello a la aparición en la escena literaria de nuevos poetas y comediógrafos que reclamaban el puesto en los gustos de la Corte.
El hijo que había encerrado en un asilo, salió del mismo y quizá siguiendo las aventuras de su padre acabó muriendo en un naufragio en Venezuela cuando intentaba pescar perlas.
Su hija, Antonia Clara, la única que en sus últimos años acompañaba a su padre en casa, huyó del hogar con 17 años, seducida por Cristobal Tenorio, Caballero de la Orden de Santiago, un protegido del Conde-Duque de Olivares y ayuda de cámara del Rey.
El 27 de agosto de 1635, a las 17:45, Félix Lope de Vega y Carpio cerró los ojos por última vez, a los 73 años.
Como curiosidad:
- Durante su vida, sus obras obtuvieron tal reputación que la frase «es de Lope» fue utilizada con frecuencia para indicar que algo era excelente.
- Muchas de sus obras fueron publicadas sin su venia, deformadas y sin corregir por lo que como primer escritor profesional de la literatura española, pleiteó para conseguir derechos de autor sobre quienes imprimían sus comedias sin su permiso. Consiguió al menos el derecho a la corrección de su propia obra.
- Una de las artimañas llevadas a cabo por los escritores de la época en temas de propiedad intelectual fue la de incluir un retrato propio al inicio de cada obra para indicar de esta forma que había sido impresa con su autorización. Lope utilizó esta oportunidad para forjar la imagen que quería que la gente tuviera de él, desde aparecer ataviado como un auténtico caballero con ropajes de calidad a mostrar el que según solo él, era el escudo de su familia, los Carpio, con los que compartía apellido pero no se sabe si linaje. Sus pretensiones de nobleza sin embargo, fueron tomadas a chanza por sus contemporáneos.
- Interesado por todo lo que Lope de Vega escribía, el Duque de Sessa acabó formando el archivo más rico de autógrafos del Fénix. A él le debemos gran parte de la documentación autógrafa del genial escritor.
- Lope pidió a la Corona ser nombrado cronista real pero, según parece, se le niega el cargo en 1629 en favor de Joseph Pellicer.
Otros enlaces de interés:
Enlaces a páginas web que aportan información relevante sobre Lope de Vega
Proceso de Lope de Vega por libelos contra unos cómicos
BIBLIOGRAFÍA:
- BARRERA Y LEIRADO, Cayetano Alberto de la. Nueva bibliografía de Lope de Vega [en línea]: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes <http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/nueva-biografa-de-lope-de-vega-0/html/> [Consultado: 27 de febrero de 2015]
- Lope de Vega. Códice Durán-Masaveu. Cuaderno autógrafo, ed. facsímil. Asturias: Fundación María Cristina Masaveu, 2011.
- ROZAS, JUAN Manuel. Estudios sobre Lope de Vega. Jesús Cañas Murillo (ed.). Madrid, Cátedra, 1990.
- SÁNCHEZ JIMÉNEZ, Antonio. Lope de Vega y la Armada Invencible de 1588: biografía y poses del autor [en línea]: Universidad de Ámsterdam. <https://www.academia.edu/829027/Lope_de_Vega_y_la_Armada_Invencible_de_1588> [Consultado: 2 marzo 2015]
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¹ El Siglo de Oro de la Literatura española es el periodo de mayor esplendor cultural comprendido desde la publicación de la Gramática castellana de Antonio de Nebrija en 1492, hasta la muerte de Calderón, en 1681, o lo que es lo mismo, abarca desde el reinado de los Reyes Católicos, al de Carlos II (siglos XVI y XVII). Se desarrolla toda la época clásica o de apogeo de la cultura española, esencialmente el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del XVII.
² Libelo. Escrito en el que se denigra o infama a alguien o algo. Libro pequeño.
³ Galeón. Galera pequeña y rápida que realizaba labores de exploración. Como evolución de la galera y para aprovechar su maniobrabilidad surge a mediados del S. XVI el galeón, que durante 150 años fue el buque de guerra por excelencia. A mediados del S. XVII, el galeón evolucionó hacia barcos más grandes, con menor ornamentación y mayor eficacia y potencia de fuego. El galeón está íntimamente vinculado a la Historia de España.
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