Umar ibn Hafsún (854-917), oriundo de la serranía rondeña, fue con diferencia aquel que logró el mayor desgaste en todos los sentidos de la frágil hegemonía Omeya. Supo canalizar el descontento acumulado de la población bereber y muladí, sometida a cargas fiscales más onerosas que a los pobladores puramente árabes,