Estamos a 1 de Marzo y llega… ¡¡El Reto de Marzo de Historia 2.0!! ¿Os lo vais a perder? ¡¡De ninguna manera!!
RETO de Histroria 2.0 de MARZO: Enséñanos tu OBRA DE ARTE favorita y explícanos por qué (cuadro, ilustración, escultura, objeto, fotografía, lo que sea dentro del concepto de arte)
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¿Cómo tenéis que participr en este reto? Debéis mandarnos un correo a reto@historiadospuntocero.com con una fotografía de la obra de arte de la que nos habléis y una explicación de ella y de por qué es vuestra obra de arte favorita. A medida que vayamos recibiendo las respuestas las iremos publicando en esta misma entrada y os mandaremos un diploma exclusivo por vuestra participación.
Si aún no sabéis qué es El Reto de Historia 2.0, pinchad aquí para saberlo. Asimismo, en el enlace que os facilitamos tenéis el banner del reto para descargalo y poder ponerlo en vuestras webs o allá donde queráis como participantes de El Reto Histórico.
Y si queréis ver el Reto de Enero con sus respuestas, pinchad aquí.
¡¡Animaos a participar y que la historia os acompañe!!
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El Equipo de Historia 2.0.
[spoiler title=’Laia San José Beltrán – La Campana de Huesca de José Casado del Alisal’ collapse_link=’true’]No sabría explicar por qué esta es mi obra favorita (o una de ellas, ya que escoger tan sólo una es algo imposible, ¿verdad?). Tal vez fuese por la impresión que me produjo la primera vez que la ví, tal vez sea por la historia que hay detrás. Pero desde luego, lo que sí que sé es que desde el día que la descubrí, adorna mi casa 🙂
IMAGEN: «La campana de huesca» o la «leyenda del rey monje» de José Casado del Alisal (1832-1886). Museo del Prado. Madrid/ Ayuntamiento de Huesca desde 1950.
Óleo sobre lienzo pintado por José Casado del Alisal en 1880. El cuadro recrea el momento final de la leyenda de la Campana de Huesca, cuando el rey Ramiro II de Aragón mostró a los nobles de su reino las cabezas cortadas, y dispuestas en forma de campana, de los principales nobles que habían desafiado su autoridad.
La leyenda de la campana de Huesca cuenta cómo Ramiro II el Monje, rey de Aragón, decapitó a doce nobles que se opusieron a su voluntad. La historia es parte del acervo popular en Aragón, especialmente en la ciudad de Huesca.
Tras la muerte en 1134 de Alfonso I el Batallador sin hijos, heredó el reino de Aragón su hermano Ramiro II el Monje, obispo de Roda de Isábena. Aragón sufría por entonces diversos problemas internos y externos.
LA LEYENDA.
Según cuenta la Crónica de San Juan de la Peña (siglo XIV), estando Ramiro II preocupado por la desobediencia de sus nobles mandó un mensajero a su antiguo maestro, el abad de San Ponce de Tomeras, pidiéndole consejo. Este llevó al mensajero al huerto y cortó unas coles (algunas veces se habla de rosas), aquellas que sobresalían más. A continuación ordenó al mensajero repetir al rey el gesto que había visto. Ramiro II hizo llamar a los principales nobles para que vinieran a Huesca, con la excusa de hacer una campana que se oyera en todo el reino. Una vez allí, hizo cortar la cabeza a los nobles más culpables, sofocando la revuelta.
La forma popular desarrolla algo más el hecho: el rey convocó Cortes e hizo venir a todos los nobles del reino para que vieran una campana que se oiría en todo el reino. A los rebeldes los hizo entrar de uno en uno en la sala y fue decapitándolos según iban entrando. Una vez muertos, los colocó en círculo y la del obispo de Huesca, el más rebelde, lo colocó en el centro como badajo. Luego dejó entrar a los demás para que escarmentaran.
LOS ORÍGENES
La leyenda de la campana de Huesca contiene varias semejanzas con dos relatos legendarios del mundo clásico, como el protagonizado por el romano Sexto Tarquinio, hijo del rey Tarquinio el Soberbio, o el que tuvo como protagonista al segundo tirano de Corinto, Periandro, que fue uno de los Siete Sabios de Grecia.
El medievalista Antonio Ubieto Arteta señaló que la leyenda podría estar basada en un cantar de gesta titulado Cantar de la campana de Huesca que fue reconstruido a partir de la prosificación que se hace de dicho cantar en la Crónica de San Juan de la Peña. Según Antonio Ubieto, dicho cantar de gesta estaba basado a su vez en un acontecimiento histórico ocurrido en Aragón en octubre de 1135 y que consistió en una revuelta nobiliaria de los tenentes de las principales fortalezas del reino de Aragón, que fueron ejecutados por orden de Ramiro II, y que tal vez dicha revuelta había sido instigada por el rey García Ramírez de Pamplona.
La historiografía actual niega la veracidad de la leyenda de la campana de Huesca, pero admite que podría estar basada en ciertos hechos históricos contrastados ocurridos en el reinado de Ramiro II de Aragón.8 En los Anales Toledanos Primeros consta que, en el año 1136, durante el reinado de Ramiro II: «Mataron las potestades en Huesca. ERA MCLXXIV».9 Por otra parte, la crónica de un historiador árabe, Ibn Idari, señala que Ramiro II de Aragón ordenó decapitar a siete de sus principales nobles porque habían asaltado una caravana musulmana de mercancías que se dirigía a Huesca, violando con ello el tratado de paz que Ramiro II había concertado con el gobernador árabe de Valencia y Murcia. Estos hechos son probablemente el origen histórico de la leyenda de la Campana de Huesca, embellecidos posteriormente en la Crónica de San Juan de la Peña basándose en relatos de la Antigüedad clásica.10
Otro hecho que podría sustentar la veracidad de la leyenda de la campana de Huesca es que varios nobles, como Lope Fortuñones,11 o Miguel de Azlor,12 dejaron de ser mencionados en los diplomas aragoneses en la época de la rebelión de los nobles aragoneses contra Ramiro II, y además los nombres de ambos caballeros figuran en la lista de los nobles ejecutados en la leyenda de la campana de Huesca, aunque ello no indica necesariamente que participaran en la rebelión contra Ramiro II ni que fueran ejecutados por orden suya, pero esto último tampoco puede desmentirse rotundamente.
DESCRIPCIÓN DEL CUADRO.
La estancia subterránea en la que se desarrolla el cuadro intenta recrear la llamada Sala de la Campana del Palacio de los Reyes de Aragón de Huesca, edificio que en la actualidad alberga el Museo Arqueológico Provincial de Huesca. El centro geométrico del lienzo coincide con la columna adosada en cuya base aparece colocada una argolla de hierro.
A la izquierda del cuadro aparece representado el rey Ramiro II de Aragón, ricamente vestido, llevando un birrete morado con adornos dorados, sujetando con su mano izquierda un perro negro de aspecto amenazador, y señalando con su mano derecha las doce cabezas cercenadas dispuestas en forma de círculo de los nobles rebeldes, entre las que destaca la del obispo rebelde, colgada de una cuerda a modo de badajo de la campana y que parece sonreír con sonrisa cínica o macabra, en opinión de diversos autores. Ramiro II aparece sereno y observando con dureza a los nobles que contemplan horrorizados la escena desde la escalera.
En el hueco de la escalera, situado detrás de Ramiro II, aparecen amontonados los cadáveres decapitados de los nobles. El realismo que presentan las trece cabezas cortadas de los nobles ha sorprendido a diversos historiadores, que afirman que Casado del Alisal llegó a copiarlas del natural. A propósito del realismo de las trece cabezas cercenadas cabe destacar la siguiente anécdota verídica protagonizada por Casado del Alisal y mencionada en sus escritos por varios autores.
«Cuéntase que el autor encargaba a los hospitales y a las clínicas cabezas de cadáver que le pudieran servir de modelos y llegó a desmayarse y sufrir un fuerte traumatismo nervioso el día que, llegado al estudio el mandadero, volcó el saco en el suelo del taller, sin más explicaciones, y rodaron por el pavimento tres cabezas humanas. Hasta ese extremo llegaba el escrúpulo de aquel artista y otros como él, desdichadamente consagrados, con tal probidad digna de mejor causa, a una documentación tan ímproba como innecesaria y absurda.»
En el lado derecho del cuadro, más intensamente iluminado que el lado izquierdo, aparecen los nobles convocados por el rey para contemplar el destino de los nobles rebeldes ejecutados. En primer plano aparece, con vestimenta de color amarillo, un personaje que podría representar, en opinión de diversos autores, a Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y yerno de Ramiro II, por haber contraído matrimonio con Petronila de Aragón, hija y sucesora de Ramiro II. El supuesto yerno del rey aparece contemplando las cabezas cortadas con aire indignado y con los puños cerrados para contener su cólera, y detrás de él y situados en el mismo escalón, dos nobles contemplan la escena, pensativo uno y conmovido el otro. Los restantes personajes que contemplan la dramática advertencia de Ramiro II aparecen conmovidos, espantados o aterrados, aunque hay uno que sonríe. Los nobles van ricamente vestidos con colores rojos, azules y amarillos y portando cotas de malla, bonetes, coronas o espadas. [/spoiler]
[spoiler title=’Romana Insolentia – Le sac de Rome par les barbares en 410.’ collapse_link=’true’]¡Hola compis! Me gustaría participar en el reto como Romana Insolentia 🙂 Así que aquí os lo dejo.
- Obra de arte escogida: Le sac de Rome par les barbares en 410.
- Autor: Joseph Noël-Sylvestre.
- Año: 1890.
[spoiler title=’Papiros Perdidos – El busto de Nefertiti’ collapse_link=’false’]Una de mis obras favoritas, y aunque pueda parecer muy clásico y típico es el busto de Nefertiti. Y es una de mis favoritas no solo por la belleza que desprende el busto en sí, sino porque en ese busto podemos apreciar un cambio muy radical en la mentalidad artística de su época.
Pero antes que nada ¿quién fue Nefertiti? Todo el mundo ha oído hablar de ella: la esposa de Akhenaton, el faraón hereje. Pero fue alguien más importante que una simple esposa real.
Por desgracia, la información que tenemos de ella es muy escasa, desconociendo incluso su origen: unos dicen que era hija de Ay y otros que era extranjera (sobre todo debido a que su nombre nfr.ti.ti significa “la bella ha llegado”). Lo que sí sabemos es que fue la Gran Esposa Real de Akhenaton, con quien tuvo al menos 6 hijas. También sabemos que Nefertiti alcanzó mucho poder junto a Akhenaton, representándose a la misma altura que él, y formando incluso una triada con Atón, el disco solar al que adoraba esta “nueva” religión; fue una reina que gozó de mucha influencia política e ideológica en Amarna. En algunos bloques la podemos ver incluso con prerrogativa propia de reyes, como es el caso de la estela recuperada en Ashmmunein MFA 64521, en donde tenemos a Nefertiti realizando la llamada “masacre de enemigos”.
Además, parece ser que se crea para ella ese tocado azul que lleva en el busto, y que es único durante toda la Historia de Egipto. En numerosas representaciones de la reina, la vemos con este tocado. Algunos historiadores lo vinculan al jepresh masculino, que es de carácter ritualizante.
El busto, hallado por el equipo de arqueólogos alemanes dirigidos por Burchardt en el 1912 en el taller del escultor Tutmes, en la ciudad de Amarna, y sacado de manera clandestina del país, se encuentra actualmente en el Neues Museum de Berlín. Realizado en calcita, con añadidos de yeso, está sin terminar: uno de los ojos está acabado, con la pasta de color y el cristal de roca, pero el otro está vacío. Se conserva bien el color, con una tez de un rojo claro, labios de un rico rojo oscuro, la corona azul y la banda que la decora y el collar de flores pintados con colores vivos. No hay ninguna descripción, pero la corona nos la identifica como Nefertiti.
BIBLIOGRAFÍA:
-SAMSON, J. Nefertiti and Cleopatra. Queen-monarchs of Ancient Egypt. The Rubicon Press, London, 1990.
-MANNICHE, L. EL arte egipcio. Alianza Forma, Madrid, 1997.
-DODSON-DYAN HILTON, A. Las familias reales del Antiguo Egipto. Oberon, Madrid, 2005.
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[spoiler title=’Azahara Herrero – Circe ofreciendo la Copa a Odiseo ‘ collapse_link=’true’] Quiero participar en el Reto de marzo de Historia 2.0 (aunque apurando mucho en fechas) con esta maravillosa obra del grandísimo pintor prerrafaelita J. W. Waterhouse.
- Nombre: Circe ofreciendo la Copa a Odiseo / Circe Offering the Cup to Odysseus
- Dimensiones: 149 x 92cm
- Materiales/Técnicas: Óleo sobre lienzo
- Fecha: 1891
- Lugar de procedencia: Oldham Art Gallery
Descripción: Circe es muy conocida por la participación que tiene en el desarrollo de la famosa épica de Homero, la Odisea, teniendo también un papel importante en las leyendas de los Argonautas.
Esta diosa y hechicera vivió en la isla de Eea, donde esperaba a los guerreros perdidos, que llamaban a su puerta suplicantes, a los cuales drogaba y servía posteriormente servidos como cena. Alrededor de su mansión de piedra rondaban sus víctimas en forma de leones y lobos.
Cuando Odiseo llegó a la isla mandó bajar a la mitad de la tripulación, que fue invitada a un banquete por Circe, envenenando la comida con una de sus pociones y transformándolos después en cerdos. Sólo uno de ellos, Euríloco, logró escapar, avisando a Odiseo y a los otros que habían permanecido en los barcos. Odiseo partió al rescate de sus hombres, siendo interceptado en el camino por Hermes, quien le dijo que se protegiera de su destino con unas hierbas de moly. Cuando Circe no pudo convertirlo en animal, Odiseo le obligó a devolver a sus hombres la forma humana.
Más tarde, Circe se enamoró de Odiseo y le ayudó en su viaje de regreso a casa, después de que él y su tripulación pasaran un año con ella en su isla.
John William Waterhouse (Roma, 6 de abril de 1849 – Londres, 10 de febrero de 1917). Pintor británico. Hijo de artistas, sus comienzos como pintor estuvieron influidos por el neoclasicismo victoriano. Convirtiéndose en la fase posterior en un pintor prerrafaelita. Más tarde estuvo atraído por el planairismo de los impresionistas franceses. Si al principio de su carrera se dedicó a temas de la antigüedad clásica, más adelante abordó los literarios, siempre con un estilo suave y misterioso, imbuido de romanticismo, que permiten encuadrarlo dentro del simbolismo. Pintor famoso en vida, aunque dicha fama decayó durante el siglo XX. A finales de esta centuria se produjo, sin embargo, una revalorización de sus aportaciones a la historia de la pintura.
John William Waterhouse nació en Roma en 1849, donde su padre, de nacionalidad inglesa, trabajaba como pintor. Fue apodado como Nino durante su infancia. En la década de 1850, regresa con su familia a Inglaterra, donde aprende italiano de su padre, al cual ayuda en su taller. En 1870 ingresa en la Royal Academy Schools de Londres. Sus primeras obras son de temática clásica, siendo exhibidas en la Royal Academy, la Sociedad de Artistas Británicos y la Dudle Gallery.
Con 28 años viaja por el extranjero, teniendo especial predilección por Italia, aspecto fuertemente reflejado en sus obras, influenciándose por la vida y las costumbres italianas. Las creaciones de esta época son de temática de la historia antigua y el género clásico, similares a las del pintor Alma-Tadema. No obstante también creó pinturas con ciertos aires orientales.
Desde 1880 expuso anualmente sus cuadros en The Royal Academy y en The Academy. Entre los años 1885 y 1895 fue nombrado socio y académico de The Royal Academy.
En 1883, después de su matrimonio con Esther Kenworthy, Waterhouse se estableció en Primrose Hill Studios (primero en el número tres y más tarde en el 6). También fueron ocupantes de Primrose Hill Studios los artistas Arthur Rackham y Patrick Caulfield.
En 1891 Waterhouse conoció una modelo, cuyo nombre se cree que fue Muriel Foster, que comenzó a posar para sus cuadros, que más tarde serán célebres.
Waterhouse es patrocinado por Alexander Henderson, financiero, quien desde 1903 hasta su muerte le compró varias pinturas. El 10 de febrero de 1917, en Londres, falleció el pintor.
El estilo pictórico de Waterhouse se mantuvo prácticamente inalterable durante toda su vida. Los cambios se vieron reflejados en la temática de sus obras, la cual fue cambiando según las diferentes etapas que atravesó personalmente y profesionalmente.
En una primera etapa podemos distinguir obras de temática clásica, correspondiente a los viajes de Waterhouse por Italia. A partir de 1880 inicia una nueva época basada en temas literarios, donde se ve una clara influencia de la mitología y literatura griegas. A partir de 1900, influenciado por el Impresionismo, se muestra más tranquilo y utiliza colores más claros y brillantes.
¿Porqué me gusta esta obra?
Desde la primera vez que tuve contacto con la obra de J. W. Waterhouse, su estilo me impactó y me enamoró. La delicadeza de sus pinceladas, la forma en la que transmite las escenas (como por ejemplo la que aquí he comentado), es de una exquisitez indescriptible.
He puesto como ejemplo ésta obra, pero en realidad podría mencionar todas las que éste pintor realizó, ya que todas me parecen increíbles por igual. Son obras que no me canso de mirar. Muchas de ellas empapelan (junto con mi otro pintor favorito, Alphonse Mucha) mi casa y mi estudio. Y como ilustradora que soy, son influencias básicas para mi trabajo diario.[/spoiler]
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Las Respuestas al Reto de los usuarios.
(El equipo de Historia 2.0 no se hace responsable de las opiniones vertidas en las respuestas).
[spoiler title=’Maribel Bofill Monés – Los Picapedreros de Gustave Courbet’ collapse_link=’true’]“Los Picapedreros “ de Gustave Courbet cuadro destruido por un bombardeo en la segunda guerra mundial.
Presentado en el salón de París en 1850 causó un cierto escándalo en la época. Courbet hizo un retrato del trabajo en sí mismo. El artista retrata el trabajo y confirma la pobreza, ropas raídas, con parches en los pantalones y agujeros en las camisas.
Este es uno de mis cuadros preferidos por su realismo, por la pena de no poder contemplarlo, por el escándalo que ocasiono en la época y por conocer a Gustave Courbet y su obra gracias a una una gran profesora de historia del arte que tuve la suerte de tener en el conservatorio superior de música del Liceo que me enseñó a distinguir si un cuadro tenía o no atmosfera: A través de este cuadro aprendí a analizar una obra de arte. [/spoiler]
[spoiler title=’David Romero – Cosacos zapórogos escribiéndola una carta al sultán otomano de Ilya Repin’ collapse_link=’true’]Hola, miembros de Historia 2.0. Me llamo David Romero y me gustaría participar en el reto de marzo. He aquí mi obra de arte favorita, «Cosacos zapórogos escribiéndola una carta al sultán otomano», de Ilya Repin.
Es uno de mis pintores favoritos por el realismo que confería a sus obras, llegando incluso a parecer aunténticas fotografías. Esta es mi pintura favorita de todo su repertorio. Me encanta porque ha sabido transimitir el carácter aguerrido y canalla (en el buen sentido de la palabra) de ese pueblo al que tanto admiro como es el cosaco.
Sin nada más que añadir, me despido.
¡Fuerza y Honor![/spoiler]
[spoiler title=’Helena Dávalos Smilg – El almuerzo de los Remeros’ collapse_link=’true’]Buenas, he de decir que este reto me encanta pero me ha sido muy difícil elegir una sola obra de arte.
Obra: El almuerzo de los Remeros
Autor: Pierre Auguste Renoir
Año: 1881 Estilo: impresionista
Explicación del cuadro: Este cuadro consiste en una escena que no tiene historia o simbolismo. La escena se realiza en la terraza del restaurante Fournaise en la Isla de Chatou, justo al oeste de Paris en el río Siena. En ese tiempo este era un restaurante al aire libre donde la población de Paris podía ir tomando un tren. De esa manera escapaban del polvo y el ruido de la ciudad para obtener un día de relajamiento y aire fresco. En el cuadro aparecen personajes que eran amigos o conocidos del autor. Por ejemplo la mujer que aparece en primer plano con sobrero y jugando con un perro es Aline Charigot, que al poco tiempo de que el cuadro estuviese acabado se convirtió en la mujer de Renoir.
Además de personajes se puede vislumbrar, en la comida y bebida que se reparte en la mesa, la genialidad que tenía el francés para pintar bodegones. He elegido esta obra: porque Renoir y el impresionismo me apasionan terriblemente. Desde muy joven me interesó esta época pictórica. Pero además esta obra aparece en una de esas películas que, aunque no todo el mundo lo reconozca, nos ha marcado un poquito: Amelie. Las comparaciones de la chica que bebe agua con la protagonista me llegaron al corazón.
Muchas de las obras de Renoir se encuentran en el museo d’orsay en París, sin embargo esta se encuentra en La Colección Philiphs, en Washington, lo cual me da mucha rabia ya que en Abril me voy a la capital Francesa, voy a ir al D’Orsay y me voy a quedar sin ver esta maravilla (Pero veré muchas otras jeje) [/spoiler]
[spoiler title=’Mª Engracia Muñoz – La auletis de Osuna ‘ collapse_link=’true’]Tengo muchas obras favoritas pero por algunas tengo una verdadera debilidad, entre ellas la auletis de Osuna que podemos ver en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) en Madrid y que siempre que voy tengo que ir a presentarle mis respetos 😛
Se trata de un altorelieve en caliza encontrado en Osuna. Sus medidas son 60x50x50 cm, así que se piensa que debía ser un sillar y que probablemente pertenecía a una esquina de un monumento funerario ibérico de la antigua ciudad de Urso (la dicha Osuna). Fue realizado a finales del siglo III y principios del II aC.
La figura representa a una auletris, es decir, una mujer que toca un aulós (flauta doble), instrumento utilizado en la antigüedad con un sonido similar al oboe o al clarinete actuales.
El cabello lo lleva recogido en una larga trenza que se enrosca en la parte posterior de la cabeza en un moño complejo. Como le falta el velo podemos suponer que no es una mujer adulta (que se cubrían la cabeza en actos de este tipo). Viste una túnica hasta los tobillos y calza sandalias sujetas por una tira en el empeine. Podemos ver varias joyas como un pendiente labrado en el lóbulo de la oreja, un torques (collar) en el cuello, un brazalete en el antebrazo y un ancho cinturón ajustado con placa y broche decorados.
Debido a su indumentaria se cree que pertenecería a un rango social elevado en su comunidad.
La auletris fue encontrada junto a otras piezas escultóricas (debido a que se encontraron en el mismo lugar y tienen las mismas características se cree que todas ellas formarían parte de un monumento funerario). El conjunto de piezas representan un ritual funerario ibérico: Los músicos tocan sus instrumentos, mientras otros miembros realizan ofrendas y libaciones y un tercer grupo de personajes entablan una lucha de tipo gladiatorio-ritual, todo ello como parte del funeral, ante la tumba del difunto para honrar su memoria.
¿Por qué me gusta? Por la dulzura que desprende, los detalles que se pueden apreciar, la cantidad de información que nos aporta y porque el artista que la realizó tenía unas manos y un sentido de la belleza y estética únicos. Siempre me he imaginado que la obra la debió realizar un gran artista, con un corazón sensible para poder reflejar tanta belleza en una pieza tan simple.
Mª Engracia Muñoz
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[spoiler title=’Marta Elías – escultura que adorna la tumba de María Gil Sarabia.’ collapse_link=’true’]Igual que para los demás, escoger una sola obra de arte es dificilísimo.
Por eso me decanto por una local, que si se trata de que los demás descubran cosas nuevas, qué mejor que obras poco conocidas. He escogido esta porque me encantó desde la primera vez que la vi.
Se trata de la escultura que adorna la tumba de María Gil Sarabia, hija de José Gil, fotógrafo vigués y primer cineasta gallego. Murió muy joven de tuberculosis, y al poco le siguieron sus dos hermanas. Aprovecharon la misma tumba también para ellas. La estatua la esculpió Francisco Asorey en 1922 y lo que representa es bastante obvio: la muerte llevándose a una chica joven. Están tallados en mármol la chica y el esqueleto, y en granito el resto de la figura de la muerte.
Un saludo!
Marta Elías[/spoiler]
[spoiler title=’Toni Aranda – Sepulcro de Alfonso VIII y su esposa Leonor de Aquitania’ collapse_link=’true’]Ubicado en el Monasterio Real de las Huelgas (Burgos).
He escogido esta obra por dos motivos: el primero por la importancia histórica de los dos personajes y el segundo por la belleza de los féretros en si. El día que lo visitamos nos quedamos impresionados por el monasterio, su arquitectura y sus tumbas reales; aunque han ido perdiendo su policromia, el tallado es increíble.
El sarcófago lo mando construir Fernando III el santo, nieto de Alfonso VIII para el reposo eterno del gran rey. De hecho, el monasterio fue construido por Alfonso para reposo de el y su esposa cuando muriesen, es decir, como panteón real.
Podría haber escogido el panteón en su conjunto, o el monasterio; pero me quedo con esta tumba en concreto por su importancia y belleza.[/spoiler]
[spoiler title=’Miguel Barbero Álvarez – Santa Catalina, de Fernando Yáñez de la Almedina.’ collapse_link=’true’]Cuando leí el nombre del Reto de este mes mi primer pensamiento fue de desconsuelo. El arte es algo que me encanta, y, en cierta forma, todas las obras de arte que llego a conocer me acaban gustando de una manera u otra; por lo que elegir una (UNA SOLA) siempre es algo dificilísimo para mí.
Después de varios días cavilando, llegué a reducir la elección a unas pocas, sin saber (o mejor dicho, sin atreverme) escoger una en concreto a la que describir. Me daba la sensación que si escogía una sola obra de arte de entre mi selección era como relegar las demás a un segundo plano. Esta tarde, con muchísimo esfuerzo, me decidí por el David de Donatello y abrí el editor de texto para empezar cuando vislumbré en mi memoria un cuadro fugazmente. De inmediato abandoné la idea de escribir sobre una escultura de bronce para acoger con calidez una imagen grabada en los más recónditos rincones de mi mente desde el primer instante. Santa Catalina, de Fernando Yáñez de la Almedina.
Santa Catalina de Alejandría es venerada en las tradiciones católica y ortodoxa. Supuestamente nacida en el seno de una familia noble alrededor del año 290 d.C. en Alejandría, fue conocida por su inteligencia y su cultura. Cuando el Emperador Majencio pasó por su ciudad para presidir unas fiestas en las que todos los habitantes tenían que participar en los típicos sacrificios, Catalina rehusó a tomar parte en ella. Fue llamada a palacio, donde defendió su postura religiosa frente a otros filósofos y literatos. Cuentan los documentos que su dialéctica convirtió a varios de los sabios, soldados e incluso a la esposa del emperador al cristianismo. Furioso, Majencio mandó torturarla en una rueda, que milagrosamente se rompió al tomar contacto con el cuerpo de la joven. Finalmente, fue decapitada junto a varios de los que convirtió, incluyendo la propia emperatriz.
La existencia de Catalina ha sido puesta en duda varias veces tanto por sectores de la Iglesia como por historiadores bajo la tesis de que fue una figura literaria creada como contrapunto cristiano a Hipatia de Alejandría. No obstante, el culto a Santa Catalina proliferó bastante en Europa, extendido por los cruzados en la Edad Media. Como dato interesante, Santa Catalina es representada con frecuencia en santuarios húngaros junto a Santa Isabel y Santa Margarita de Hungría.
El cuadro que me concierne ahora fue pintado a principios del siglo XVI por Fernando Yáñez de la Almedina, uno de los representantes del Renacimiento pictórico en la Península Ibérica. Habiendo trabajado como aprendiz de Leonardo da Vinci y aprendido de pintores como Filippo Lippi o Perugino, introdujo técnicas del quattrocento italiano en su estilo de pintura.
Aquí, Santa Catalina es representada con asombroso realismo, sobre todo en el sentido de la iluminación. Porta en su mano derecha una espada, posiblemente con la que la decapitaron, cuya punta apoya suavemente sobre una rueda de tortura rota. Es normal que a los mártires se les represente junto a los artefactos con los que les mataron. Detrás de ella se aprecian unos edificios con detalles de estilo italiano pintados con los colores que se asocian a su martirio: Blanco por la virginidad, verde por la sabiduría y rojo por la sangre derramada. Sobre el muro que los separa de ella podemos ver una corona (símbolo del emperador) y una pluma y un libro (símbolo de literatura y cultura).
Catalina va vestida con ropajes ricos del estilo de la época de la que data la pintura, de vivos colores y sombreados realistas, y su busto lo decoran unos collares de perlas y un broche de zafiro cuyos brillos dan sensación de profundidad. Con su mano izquierda sujeta el vestido exterior azul dejando a la vista el elaborado patrón decorativo de su vestido interior, el cual está maravillosamente bien plasmado.
Su semblante es tranquilo y dulce, como de quien ha hallado la paz después de muchas tribulaciones.
Este cuadro y yo tenemos una relación curiosa. Sin ser una obra pictórica que apabulla ni tampoco deja una gran impresión al observarlo, consiguió cautivarme y quedarse grabado en mí con una facilidad pasmosa. No sé definir la sensación exactamente, pero la imagen, tal y como está compuesta, coloreada e iluminada me transmite una sensación de cercanía, de sosiego, de sutileza y de calidez. Como si la propia Catalina fuese a salir del cuadro a darme un abrazo delicado y sensual y a llevarme de la mano a los Cielos con suavidad.
También se trata de un cuadro con un cierto halo de misterio, o al menos eso me parece a mí. A pesar de que la anchura del cuadro es la justa para representar la figura de la santa, la altura es algo mayor de la que cabría esperar. Debido a que en la parte alta se pueden ver detalles de los edificios de detrás, y nada más (obviando los atributos), me da la sensación de soledad. Cuando me imagino el mismo cuadro pero con más anchura, visualizo a Santa Catalina sola delante de los edificios. No habría nadie ni delante ni detrás ni a los lados, una plaza silenciosa pero señorial en cuyo centro está la doncella. Porque más que aspecto de figura religiosa tiene aspecto de noble.
Esa soledad silenciosa parece gustarle a Catalina, que sonríe plácidamente mientras mira la espada. Se habla mucho de la sonrisa de la Gioconda, pero en mi opinión la sonrisa de Santa Catalina tiene más enjundia. Quizás no tema ni a la soledad ni al silencio, dado que su fe la hace sentirse protegida y fuerte. O quizás, simplemente comprende el significado del silencio y de la soledad debido a su condición de mártir.
Sea como sea, ese misterio silencioso no está reñido con la calidez y la delicadeza de la que hablé antes. Mirar este cuadro me inunda de emociones que no sé explicar con certeza, ni de dónde salen ni por qué surgen, pero esto es justo lo que lo hace especial y que, aunque a veces olvide su existencia, cuando piense en mi cuadro favorito aparezca fugazmente ante mis ojos y desee que Santa Catalina me coja de la mano y me sonría.
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[spoiler title=’Joaquín Torrecilla García – La Ronda de la Noche’ collapse_link=’true’]La Ronda de Noche (De Nachtwacht, Rembrandt, 1642 y también conocida como «La milicia del capitán Frans Banning Cocq») es una mis obras favoritas, dentro del arte barroco me inspira el hecho de observar como los holandeses progresaron a través del comercio y los negocios, adelantándose a su tiempo. Digno de admirar.
La ronda de noche o La ronda nocturna (en neerlandés: De Nachtwacht) es el nombre por el que se conoce comúnmente una de las más famosas obras maestras del pintor neerlandés Rembrandt, pintada entre 1640 y 1642. Este cuadro es una de la joyas de la exposición permanente del Rijksmuseum de Ámsterdam, pinacoteca especializada en arte neerlandés.
Datos rápidos:
La ronda de noche (De Nachtwacht)
Autor Rembrandt, 1642
Técnica Óleo sobre lienzo. Estilo Barroco.
Tamaño 359 cm × 438 cm
Localización Rijksmuseum, Ámsterdam, Países Bajos [/spoiler]
[spoiler title=’Daniel Fernández de Lis – reconstrucción del rostro de Ricardo III’ collapse_link=’true’] Mi objeto de arte favorito (no se trata en realidad de una obra de arte) es la reconstrucción del rostro de Ricardo III que se puede ver en la exposición sobre dicho rey en el lugar donde fueron hallados sus restos en Leicester.
Elijo este objeto porque tanto la historia de Ricardo III como la del descubrimiento de sus restos me parecen fascinantes (en mi blog hay varias entradas sobre ambos temas) y porque dentro de unos días se celebrará un solemne ceremonia en la que los restos del último Plantagenet serán conducidos desde el campo de batalla de Bosworth en el que falleció hasta la catedral de Leicester donde serán enterrados.
[spoiler title=’David San Miguel – Orquídea y colibrí cerca de una cascada’ collapse_link=’true’] 1902, Martin Johnson Heade.
» Como otros artistas que viajaron a Sudamérica, Heade quedó fuertemente impresionado por la fecundidad de los trópicos. En 1863, pintó en Brasil sus primeros cuadros de colibríes. Más tarde, tras su visita a Panamá, Colombia y Jamaica en 1870 ideó la combinación de aquellos con orquídeas.
La originalidad de los cuadros de orquídeas y colibríes pintados por Heade en su estudio reside en la mezcla de naturaleza muerta y paisaje, no exenta de dramatización. La confrontación de aves y flora era ya común en las ilustraciones ornitológicas. Sin embargo, en obras como Orquídea y colibrí cerca de una cascada, Heade recurre a una de las variedades más exuberantes de esta flor – la Cattleya labiata rosa – y la acerca tanto al primer plano que casi parece aplanar sus pétalos. El pequeño colibrí establece un diálogo con ella, tanto a través de la posición de su cabeza como del color amatista de su pechera. Al fondo se despliega un frondoso paisaje que acentúa el poder sensual y emotivo de la escena. »
Es mi cuadro favorito, por que tiene la capacidad de introducirme dentro de el cada vez que lo miro, ese halo de misterio que desprende, con esa atmósfera de la selva, me hace olvidar el paso del tiempo, por eso para mi es mi pintura favorita.
Sin mas, disfrutarlo como yo lo disfruto:[/spoiler]
[spoiler title=’Clara Robert – El rapto de Prosérpina’ collapse_link=’true’] Nunca me he considerado una gran admiradora de la escultura.
[spoiler title=’Raúl Rodrigo Esquerdo – nike’ collapse_link=’true’] Es la estatua de una «nike», diosa de la victoria, del periodo helenistico, perteneciente a la escuela rodia y que es «la victoria de Samotracia» y que se encuentra en el Museo del Louvre de París.
Lo que mas me impresionó la primera vez que la vi fue el tamaño, de mas de dos metros y medio y además dada su posición en la escalera, aun parece mas alta.
Los detalles de los pliegues de la ropa cómo si estuviesen mojados y las plumas de las alas son maravillosos.
Adjunto 2 fotografías, una sacada en el mismo museo en el año 1.989 y otra es una reproducción que tenemos en casa y que adquirimos en Atenas, durante nuestro viaje de bodas.
[spoiler title=’Pilar Granados – Descendimiento de la Cruz’ collapse_link=’true’] Escoger sólo una obra de entre todas las que me gustan, me interesan, me motivan o me transmiten algo no es fácil. Sin embargo, he decidido elegir “Descendimiento de la Cruz”, de Rogier van der Weyden por un simple gusto personal y porque representa perfectamente algo que, en mi opinión, tiene que tener el arte: la capacidad de emocionar. Mucha gente opina que el arte no sirve para nada y es cierto. El arte no tiene que “servir”, simplemente ser la expresión de algo que alguien quería decir. Pero sin embargo el arte tiene muchas funciones y emocionar es una de ellas, conseguir transmitir aquello que tú no puedes expresar y que es lo que convierte en algo imprescindible para el ser humano. Y esta obra lo consigue, al menos en mí.
El óleo sobre tabla del pintor flamenco, creado alrededor de 1435 y conservado en el Museo del Prado, se presta a muchos análisis y ha sido estudiado ampliamente. No voy a comentar aspectos que se pueden encontrar en Wikipedia sino algo que para mí es lo primordial de la obra y que es, en mi opinión, lo que la convierte una pintura clásica y universal: la representación del dolor. Esta obra representa el dolor por la pérdida de un ser querido en toda su extensión. El pintor logró ir más allá del tema religioso y lo extrapola a algo universal. Cuando observas la obra detenidamente puedes alejarte de su sentido cristiano y llevarlo a un lugar mucho más personal y a la vez global. Puedes ver a un hombre muerto acompañado de sus seres más cercanos, que sienten su pérdida cada uno de una manera, y el pintor logra que empatices con ellos. La Virgen María ya no es un personaje cristiano, ahora es una madre que ha perdido a su hijo y se desmaya a causa del sufrimiento. San Juan Evangelista es el amigo que intenta ser fuerte a pesar de sentir un gran dolor interno, que se refleja en su rostro, pero que saca fuerzas de flaqueza para ayudar a los que están peor que él, aunque lamente la pérdida de su amigo de una manera que nada podrá llenar jamás. Las dos mujeres, María ambas, hacen lo que pueden para consolar a la madre, aunque una se deje llevar más que otra. En el otro extremo tenemos a la mujer, María Magdalena, retorcida por el dolor, incapaz de asumir esa realidad, estremeciéndose, rompiéndose, rogando a Dios, a alguien, que por favor lo que acaba de ocurrir no sea verdad. Nicodemo mira a su amigo con infinita pena, con la lástima de saber que no sólo él ha perdido a un amigo sino que el mundo ha perdido a un hombre bueno y excepcional, con esa pena que inspira el que un hombre joven muera en la flor de la vida. José de Arimatea, familiar del difunto, intenta realizar la labor práctica que siempre se tiene que hacer, guste o no: el funeral, ayudado por los demás personajes.
Esto es lo que yo veo y siento cada vez que me acerco al Prado, cuando me obligo a ir a su sala y dejarme llevar por ella. La técnica de la pintura es excepcional pero está puesta al servicio del tema y fluye limpiamente, no chirría, nada es casual ni dejado al azar, todo tiene un sentido y consigue que los personajes cobren vida. Las curvas y rectas crean una imagen clara y compensada y abandonan el hieratismo medieval en pro de una humanización de la figura de Cristo y una cada vez mayor importancia de la Virgen como intermediadora, en orden con el cambio de mentalidad que sucedía desde años atrás. Su gran escala le otorga cercanía y permite que te adentres en ese entierro particular, que seas otro invitado al funeral de ese hombre asesinado y que sientas el dolor que los demás padecen. Si consigues evadirte del tumulto de tu alrededor habrás asistido no sólo a una escena histórica, bíblica o cristiana sino a un momento personal e íntimo, al último momento en la vida de alguien, en la vida de todos.
[spoiler title=’Eduardo Cabrero – El Rapto de Proserpina’ collapse_link=’true’] Difícil reto el de este mes, puesto que es prácticamente imposible escoger una única obra de arte, dentro de sus muchísimas ramas, como favorita. Para decantarme por una de entre mis muchas preferidas, creo que me lanzaré al mundo de la escultura. Quizá cualquiera pueda, de un modo u otro, pintar, escribir, sacar una fotografía… Considero que la escultura es un arte que ni siquiera muchos podríamos practicar, aunque sea mal. Así que me decido por la que creo que es una de las esculturas más fabulosas de la Historia. El rapto de Proserpina, de Gian Lorenzo Bernini.
[spoiler title=’Moisés López Montero – La Creación de Adán’ collapse_link=’true’]Es una obra que siempre me llamó la atención, aparte de por lo bonita que es, por el significado…
La creación del primer hombre, Adán…ese es el momento justo donde Dios le da la chispa de la vida y ahí comienza la historia (que independientemente de creer o no, es historia) todo comienza aquí, y que mejor forma de representarlo que ver la figura de Dios creando al primer hombre a su imagen y semejanza…
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[spoiler title=’Miki Plana Murciano – Apolo y Dafne’ collapse_link=’true’]Desde que estudié Historia del Arte…me han encantado un montón de obras, y muchas de ellas se han convertido en mis favoritas. Por eso, se me ha hecho muy difícil seleccionar una sola de entre todas… Y entre las finalistas (las pinturas: «El baño turco» de Jean-Auguste-Dominique Ingres y «Madre e hija» de Gustav Klimt, y la escultura: «Eros y Psique» de Antonio Canova) me he decantado por «Apolo y Dafne» de Gian Lorenzo Bernini.
Título de la obra: «Apolo y Dafne» Autor: Gian Lorenzo Bernini Cronología: 1622 – 1625
Estilo: Barroco italiano Localización: Galleria Borghese (Roma, Italia) Dimensiones: 243 cm. de altura
Material: Mármol Técnica: Cincelado (esculpido) Forma: Exenta Tema: Mitológico
Ahora os pondría el comentario de la escultura…pero como todo el mundo tiene acceso a Internet, y además he tenido un mal mes de marzo, no hay ganas de ponerme a ello… >< así que solo me centraré en el reto y os explicaré el por qué de esta obra..!
Desde pequeño, siempre me ha gustado la mitología griega y sobretodo este relato donde Ovidio relata el mito en el poema «Las metamorfosis».
En esta escultura de Bernini, podemos observar a Apolo alcanzando a Dafne mientras ella intenta escapar. También vemos que Apolo está coronado con una corona de laurel que presagia la metamorfosis de Dafne en árbol de laurel. Dafne es retratada durante el proceso de transformación, de hecho sus brazos están tomando la forma de ramas mientras huye e implora a su padre que la rescate de Apolo.
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[spoiler title=’Las Plumas de Simurgh – Lamassu del palacio del rey Asirio Sargón II’ collapse_link=’true’]Cuando se nos planteó escoger una obra de arte favorita, tuvimos un pensamiento claro: era completamente imposible que nosotras nos pusiéramos de acuerdo. De modo que decidimos que mandaríamos una de las tantas piezas en las que coincidimos, a propósito también de hacerle un gran y sentido homenaje a Mesopotamia, por todo lo que tristemente está pasando con su patrimonio.
Este es el Lamassu del palacio del rey Asirio Sargón II en Dur Sharrukin, actualmente Khorsabad, en el norte de Iraq. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre y está fechado entre 713-706 AEC. Tiene muchísimos hermanos repartidos por otros tantos museos europeos, y desgraciadamente sus parientes de Nínive fueron destruidos hace poco. Este es nuestro pequeño homenaje a la belleza de estos espíritus guardianes.[/spoiler]
[spoiler title=’Juan Manuel Fernández García – Pirámide de Gizeh’ collapse_link=’true’]¡Muy buenas! Os mando una foto de una de mis obras de arte arquitectónico preferidas: la Gran Pirámide de Gizeh.Tanto por lo que significa históricamente como por todo el misterio que rodea su construcción y perfección y que ha dado lugar a multitud de teorías, algunas más disparatadas que otras.
[spoiler title=’Eukene González Pajares – Federico de Madrazo pintando’ collapse_link=’true’]Mi obra favorita es la obra del pintor Raimundo de Madrazo, pintor realista español del siglo XIX. Este retrato llamado “Federico de Madrazo pintando” llevada a cabo en 1875 al óleo sobre lienzo (56 x 38 cm). En él se muestra al padre del artista ejerciendo su oficio, al igual que el de su hijo, pintor.
Raimundo de Madrazo no fue el más conocido de los artistas que componían su familia pero aun así sus obras son de gran calidad y han sido expuestas en grandes museos de todo el mundo, como por ejemplo el Museo del Prado (Madrid), The National Gallery (Londres) o en el Museo nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Me gusta este artista y este cuadro porque en la universidad en la asignatura de historia del arte tuvimos que hacer un trabajo sobre este artista y en concreto sobre este cuadro. No fue tarea fácil encontrar información de Raimundo ya que la mayor parte de información disponible ablaba sobre su padre u otro miembro de su familia. Parecía renegado a un segundo plano, pero al ver su obra me di cuenta de su gran talento y desde entonces se ha convertido en mi cuadro favorito. Tiene un gran mérito ya que no es fácil hacerse un hueco como pintor en una familia con tanto talento. Este artista no es nada conocido, cosa que me da cierta rabia ya que su obra es excelente e incluso grandes eruditos en el arte ni la conocen.
Raimundo de Madrazo y Garreta nació en Roma en 1845. Fue hijo del famoso retratista Federico de Madrazo, cuñado del pintor catalán Mariano Fortuny (esposo de sus hermana Cecilia de Madrazo) y nieto del notable pintor José Madrazo. Siguiendo la tradición familiar, Raimundo se dedicó a la pintura, teniendo la oportunidad de aprender el oficio a través de las enseñanzas de su padre y de su abuelo, pintores de gran renombre tal y como he comentado, para después continuar su formación en la Escuela Superior de Escultura y Pintura de San Fernando (Madrid).
En 1862 se estableció definitivamente en París para poder entrar en la Escuela Imperial de Dibujo. Fue aquí donde encontró el reconocimiento a su pintura y donde comenzó a darse a conocer. Gran parte de su vida la pasó en París donde se casó con su prima Eugenia de Ochoa que murió trágicamente tras el nacimiento de su único hijo conocido como Cocó (al igual que su padre, abuelo y bisabuelo, también destacó como pintor).
Raimundo se hizo popular entre los círculos selectos de París, especialmente por sus retratos de la aristocracia, tales como el retrato de Doña Josefa Manzanedo e Intentas de Mitjans, marquesa de Manzanedo (1875) o como el Retrato de Ramón de Errazu (1879), que actualmente se encuentran en el Museo del Prado.
Teniendo en cuenta el estilo de sus obras y la época, Raimundo pertenecería a la corriente pictórica llamada realismo, que trató de plasmar objetivamente la realidad. En las artes plásticas alcanzó su máxima expresión en Francia a mediados del siglo XIX. Este planteamiento fue muy importante ya que la pintura de aquel momento estaba sometida a reglas muy estrictas. Frente a esta rigidez en las normas, los pintores realistas como Raimundo, defendieron una pintura sin argumento, una simple captación de la realidad, en lo que lo fundamental era la forma de representar la imagen y no el desarrollo narrativo.
Este cuadro es una composición austera, en la que aparece en primer plano Federico situado a la izquierda ante su caballete que se alza a la derecha. Federico aparece sentado ante el caballete en una silla de la que asoma el respaldo; la silla es baja por lo que las rodillas del pintor aparecen ligeramente elevadas. Federico está impecablemente vestido con pantalón, levita y pajarita oscuras que contrastan con los cuellos y mangas de su pulcra camisa. Se trata de un hombre de cierta edad. Aparece sentado, con la mirada clavada en el lienzo, con un pincel en su mano derecha, mostrada parcialmente y que se halla en plena ejecución.
Predomina el color sobre la línea. El óleo sobre lienzo presenta una sobriedad cromática. La gama cromática de la vestimenta es fría, sólo interrumpida por el rojo que destaca la insignia de Comendador de la Legión de Honor francesa en la solapa de la levita. El fondo ambiguo e indefinido de tonos azulados se traza con pincelada larga y suelta mientras que la cara y la mano están pintadas minuciosamente con ligeros y cuidadosos toques de pincel que contribuyen a un mayor realismo, como por ejemplo en la gran perfección que demuestra a la hora de realizar los pliegues del pantalón de su padre. Asimismo, no se trata de colores planos sino llenos de matices.
El volumen es una ficción de la pintura, ya que ésta es siempre bidimensional. El autor pretende engañar al ojo del espectador transmitiendo una sensación de tridimensionalidad. Para ello Raimundo utiliza la luz, que al dar directamente sobre la frente de Federico da esa sensación de realidad.
Así pues, con esta breve exposición pretendo que por lo menos una persona más lo conozca o por lo menos que disfrute del cuadro. Es muy común que tu cuadro favorito sea de un artista favorito, pero sí de vez en cuando se va de visita a algún museo de arte se pueden descubrir verdaderos artistas y cuadros excelentes. Aunque sean poco o nada conocidos. Que sean famosos no quiere decir quesean los mejores, hay grandes cuadros de artistas olvidados que están esperando a que la gente les disfrute y que verdaderamente merecen la pena observar y admirar.[/spoiler]
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