Domingo de documentales y hoy os traemos un magnífico documental que se emitió justo por estas fechas hace cinco años en TV3, fruto de la extensa investigación.
«Anatomía de un rey» es un documental sobre la figura de Pere «El Gran«, uno de los reyes más importantes de la Corona de Aragón, que recoge el estudio de sus restos, enterrados sin profanar durante 700 años en el Real Monasterio de Santes Creus de Tarragona. La investigación, dirigida por la Generalitat de Cataluña, ha contado con la importante participación del Grupo de Investigación en Osteobiografía de la UAB (GROB), dirigido por Assumpció Malgosa, profesora del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología.
El documental repasa la historia de Pere «El Gran» (1240-1285) y muestra las diversas fases del estudio de su tumba, realizado a lo largo de ocho meses, a través de imágenes exclusivas de la investigación, combinadas con el testigo de expertos, secuencias en 3D y recreaciones históricas. El audiovisual expone los resultados obtenidos hasta ahora en el estudio de los restos del rey, que permiten explicar cuestiones como las causas de su muerte, su dieta alimentaria, las formas de vida de la nobleza o los ritos funerarios de la realeza de la época, y recrea la reconstrucción facial del monarca.
Dirigido por el Museo de Historia de Cataluña, en el estudio del sepulcro de Pedro III y de sus restos ha participado un numeroso grupo de especialistas, entre los cuales cabe mencionar a los investigadores del GROB, que han sido los encargados de realizar todo el trabajo antropológico del cuerpo del rey: desde la información sobre las imágenes del interior del sepulcro recogidas con una sonda endoscópica, hasta el estudio morfológico, patológico, molecular y químico. Han participado también otros investigadores de la UAB para el análisis de los tejidos que envolvían el cuerpo del rey y de los restos biológicos –vegetales y animales- encontrados en el sepulcro.
Junto con los investigadores de la UAB, han colaborado también expertos de otras instituciones, como el Instituto de Medicina Legal de Cataluña, en cuanto a las cuestiones relacionadas con la causa de muerte; la Università di Sassari, para los análisis químicos de los restos humanos; y el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) para hacer las réplicas de los análisis moleculares realizados por el GROB.
La investigación realizada sobre la tumba de Pere III «El Gran» forma parte del proyecto promovido por el Departamento de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalitat de Cataluña, bajo la dirección del Museo de Historia de Cataluña, que tiene por objetivo la restauración de las tumbas reales del monasterio de Santes Creus, coincidiendo con el 850 aniversario del monumento, que se celebra este año. Las tumbas reales, que datan del siglo XIV, corresponden a los reyes Pere II «El Gran», Jaume II y su esposa Blanca de Anjou y al almirante Roger de Llúria
Aquí tenéis el documental
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Anatomia d’un rei (Pere el Gran) from Difusió Hª Medieval on Vimeo.
Fuente original del documental: TV3 a la carta. Emisión, septiembre 2010.
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Un poco de historia
Pere el Gran o Pedr el Grande nació en Valencia en el año 1240 y murió en Vilafranca del Penedès en 1285. Fue hijo de Jaime I el Coquistador y su segunda esposa, Violante de Hungría y sucedió a su padre en los títulos de rey de Aragón como Pedro III, rey de Valencia como Pedo I, Conde de Barcelona como Pedro II y rey de Sicilia como Pedro I.
Enterrado en el Real Monasterio de Santa Maria de les Santes Creus, en Tarragona, su tumba es la única perteneciente a un soberano de la Corona de Aragón que no ha sido jamás profanada y sólo abierta para el estudio del que es objeto este documental.
Casado con Constanza de Hohenstaufen, hija y heredera de Manfredo I de Sicilia, el reinado de Pedro el Grande se consignó en la conquista y expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y aprovechó su matrimonio para reivindicar el trono a la corona de Sicilia, desde 1266 perteneciente a la casa de Anjou tras haber derrotado y destronado Carlos de Anjou a Manfredo en batalla. En el año 1282 Pedro el Grande se hacía con el trono de Sicilia.
El papa Martín IV, partidario de la Casa de Anjou, excomulgó a Pedro el Grande y lo depuso como monarca de la Corona de Aragón, invistiendo en su lugar al segundo hijo del entonces rey de Grancia, Carlos de Valois y declaró una cruzada contra Aragón en el año 1284. La invasión francesa la detuvo brillantemente Roger de Llúria, almirante de la flota de la Corona de Aragón que, por sus servicios, se ganó ser enterrado a los pies de Pedro el Grande en Santa Maria de les Santes Creus.
Tras estas victorias, Pedro se dispuso a enfrentarse a su hermano Jaime II de Mallorca y a su sobrino el rey Sancho IV de Castilla, que no le habían prestado apoyo durante su conflicto con los franceses, sin embargo a finales de octubre de 1285 el rey enfermó de fiebres cuando se disponía a emprender viaje a Barcelona y tuvo que detenerse en la localidad de San Climent donde los médicos, que viajaron desde la capital para atenderle, no pudieron hacer nada para salvarle, falleciendo el 11 de noviembre de 1285.
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La sepultura
En su testamento, Pedro III dispuso que su cadáver recibiera sepultura en el Monasterio de Santes Creus, de la orden cisterciense. Las exequias del monarca se celebraron con gran solemnidad y el cuerpo del rey fue colocado en una urna de pórfido rojo, que el almirante Roger de Lauria trajo desde Sicilia.
El rey Jaime II de Aragón, ordenó la erección de las tumbas del rey Pedro III el Grande, su padre, al mismo tiempo que disponía la creación de su propia tumba y la de su segunda esposa, Blanca de Nápoles. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados, como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente de las canteras de San Felíu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el sepulcro de su padre.
El sepulcro del rey Pedro III fue realizado entre los años 1291 y 1307 por Bartomeu de Gerona y es más rico que el de su hijo Jaime II y su esposa. Un gran templete de caladas tracerías alberga el sepulcro del rey, consistente en una urna de pórfido rojo, antes una pila de baño romana, traída a España por el almirante Roger de Llúria. La urna de pórfido se encuentra rodeada por imágenes de santos.
En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el edificio monacal, causando numerosos destrozos en el mismo. Las tumbas reales de Jaime II y su esposa fueron profanadas. Los restos de Jaime II, hijo de Pedro III, fueron quemados, aunque parece que algunos restos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca de Nápoles fue arrojada a un pozo, de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.
En 2009 se hallan los restos del rey en una tumba en el monasterio de Monasterio de Santes Creus. Mediante una sofisticada técnica de endoscopia y una analítica de los gases contenidos en su interior, se ha podido comprobar que es la única tumba de un monarca de la Corona de Aragón que no ha sido nunca profanada.
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