En este ensayo estudiaremos la relación existente entre el texto príncipe de la cultura japonesa y su sistema político en comparación con su alter ego latino. Hablamos del Kojiki y las Metamorfosis. Japón, como otras tantas grandes civilizaciones ha legitimado el poder político de sus gobernantes apoyándose en su descendencia divina o la delegación de un poder deífico al regente.
En todas las grandes civilizaciones encontramos dos elementos en común que relacionan folclore y literatura al sistema cultural, estos son: la consolidación del espíritu del pueblo a través de una fuente literaria épico-mitológica1 y la convergencia a nivel mundial de tópicos en los cuentos populares2; ambos explicados desde un punto de vista antropológico por la teoría de Carl Jung del subconsciente colectivo3, mediante la cual podemos explicar por qué en lugares tan dispares hayamos similitudes tan parejas en los métodos de construcción del sistema tanto político como jerárquico, en este caso, tras un velo literario.
El Kojiki se ordena compilar por una necesidad de legitimación del poder imperial. Gemmei-tennō encomienda a O-Yasumaro la recopilación [e invención, en caso de ser necesario] de las leyendas de la creación de Yamato desde los primeros dioses hasta la era de los hombres. Gracias a estas crónicas a modo de árbol genealógico, el emperador se aseguraba su alcurnia divina, unido a la triada de tesoros imperiales (sanshu no jingi [三種の神器]): yasakani no magatama [八尺瓊曲玉], kusanagi [草薙劍] y yata no kagami [八汰鏡] (joya, espada y espejo), elementos que mantienen el poder del emperador y le unen al panteón sintoísta.
Junto al Kojiki también se redactaron otros manuscritos sobre la historia de Japón para definir al reino. Siendo el más importante de ellos el Nihon Shoki, primo de las crónicas de las que hablamos. La diferencia principal entre ambos es la rigurosidad histórica. Mientras que el Kojiki se dedica a atestiguar mitos y leyendas, el Nihon Shoki tan solo recopila datos históricos, demográficos, geográfico, etc. Esta dicotomía afianza las bases de un país en proceso búsqueda de su propia identidad cultural, que se asimila como una unidad al conocer lo ajeno. De hecho, la idea de escribir este tipo de crónicas llega del legado chino, en el cual se encuentran las primeras descripciones del país de Wa.
El kojiki narra la creación de la cosmogonía sintoísta desde Izanagi e Izanami4 hasta la era de la emperatriz Suiko (ver imagen destacada). Una de las claves dentro del panteón Shinto es la terna de los augustos dioses: Amaterasu, Susanowo y Tsukuyomi5. Amaterasu, diosa del Sol, es posiblemente la más importante dentro de la cultura religiosa japonesa, de hecho, el Gran Santuario de Ise (con tan larga tradición histórica, literaria y artística) está dedicado a esta deidad; alrededor de ella giran importantes mitos como La Puerta de la Casa Rocosa del Cielo, mito que a través del Dengaku y el Sarugaku terminaría dando como resultado el actual teatro Nô. Pero la gran importancia de Amaterasu reside en su vinculo estrecho con el trono nipón, ya que su nieto el primer emperador-dios de Japón: Amatsuhiko no Ninigi no Mikoto, que ampararía su hegemonía en los tres regalos que Amaterasu le ofrecería: sanshu no jingi.
Ninigi sería el vínculo entre lo divino y lo terrenal, pues con el mito El dios Ninigi y las dos hermanas se explicaría la condición mortal de los emperadores a pesar de su consanguineidad con los dioses. Una vez explicada la mortalidad la familia real comienza una narración sobre la mítica constitución de el imperio de Yamato a través de una serie de epopeyas a manos de emperadores y héroes pseudo-mitológicos que pudieran recordarnos a los Huang o a los Di chinos.
Por último, llegados a la era de los hombres se nos presenta una genealogía mediante la cual se establece un sistema feudal donde se da origen heroico a las distintas familias nobles presentadas una a una6, relacionando cada Uji [ 氏] con distintos mikotos y formando así el complejo Gōzoku que perderían su poder político en el Periodo Heian [平安時代].
Esta concepción del emperador como descendiente de Amaterasu, con poder divino se mantendrá, con mayor o menor fuerza, hasta que en 1945, con la derrota de Japón, y el memorable mensaje por radio del emperador Shōwa terminará junto a la hegemonía del despotismo imperante de la casa del crisantemo. De hecho, sería la primera vez en la historia de Japón, que el emperador aparece como un ciudadano más al que tocar y escuchar. Aún hoy en día se conserva en Japón residuos de este vetusto y arcano arahitogami, pues hablar sobre el emperador sigue considerándose socialmente un tema tabú e incluso se le sigue respetando, tal vez no como a una divinidad, pero si como a un superior por derecho consanguíneo.
Pero todo esto no debería resultarnos extraño. Estamos acostumbrados a usar la literatura como mensaje publicitario desde la Antigua Grecia, no son extraños títulos como: Defensa de…, Elogio de…, Tratado de… que poblarían las editoriales en épocas como el siglo XVII o el XIX. La cultura grecolatina de la que tanto hemos bebido fue especialista en usar el mito para todo tipo de propósitos: en las escuelas se usaría como enseñanza histórica, Esopo daría cuenta de él para enseñanzas morales, Aristóteles lo usa como metáfora que funcionase cual membrana entre la metafísica y el mundo tangible que podemos experimentar, etc.7
Como nacimiento del mito latino tenemos una fuente imposible e ignorar: Ovidio Nasón y sus Metamorfosis. Esta obra guarda claras similitudes con el Kojiki. Lo primero de ello es la estructura orientada a una visión piramidal descendente de la sociedad con un inicio deifico y terminando en el hombre histórico. Ambos libros se dividen en tres partes: en la Metamorfosis Edad de Oro, Edad de Plata y Edad de Bronce; y en el Kojiki Era de los Dioses, Era de los Héroes y Era de los hombres, hecho significativo debido a que la Edad de Oro se refiere a la de los titanes y grandes dioses, la de Plata a la de dioses olímpicos y héroes y la de Bronce a la de la llegada del hombre.
Además, ambos manuscritos quedan fraccionados en ciclos o libros, dentro de los cuales se nos habla de una determinada generación de dioses, héroes u hombres. Dentro de estas subdivisiones encontramos distintos capítulos, cada uno de ellos dedicado a un personaje en concreto. El fin de esta organización es poder presentar cronológicamente un panteón que, progresivamente, descienda hasta personajes históricos.8 Si bien es cierto que en las Metamorfosis, el paso de una Edad a otra se da de forma drástica mediante revoluciones9 mientras que en su análogo japonés estas etapas son más difusas y brumosas [quizá adelantándose a la estética japonesa del yūgen a la que Tanizaki dedicaría su gran obra maestra].
A partir de un esquema interno de ambos relatos encontramos similitudes que siguen el siguiente esquema: existencia de la no existencia, generación espontanea de fuerzas primarias que darían como resultado los primeros dioses, reproducción masiva de los dioses primordiales, constitución una cosmogonía jerarquizada, triada de dioses fundacionales, creación de un panteón perteneciente a esta triada, procreación y unificación del estamento divino y humano que da como resultado un linaje de sangre mixto, hazañas heroicas, degeneración de la sangre divina por errores humanos y, por último, llegada a la contemporaneidad.
A pesar de todas estas semejanzas, existe una diferencia fundamental entre ambos textos: la intención. Esto se advierte claramente a través de sus páginas si hacemos una lectura mínimamente exhaustiva. El Kojiki, como hemos argumentado anteriormente, esta ideado como un arma para defender la legitimidad del sistema político celestial, mientras que las Metamorfosis tan solo son una serie de poemas mitológicos, que terminan en una vertiente histórica, pero sin dejar de lado su finalidad poética y metafísica. Es decir, las Metamorfosis no dejan de ser una sustentación, explicación y presentación del rito mitológico, sin intencionalidad política.
En conclusión, el Kojiki ha sido resultado de una confrontación cultural entre el referente continental y la cultura aborigen, representados por el Nihon Shoki y el mismo Kojiki, el primero de ellos al estilo tradicional chino condicionó la creación del segundo que formaría las bases para una seña de identidad cultural nipona desligada del referente culto, aunque en un principio se concibiese como una argumentación para consolidar el régimen imperial. Aun así, estas dos ideas de Kojiki como base de identidad cultural o de legitimación de un sistema político no se anulan entre sí, sino que por el contrario se retroalimentan. Al abordar el problema de la necesidad de sustentar el sistema político japonés es necesario reafirmarse en la identidad nacional mediante el Shinto, y la construcción de una cosmogonía japonesa propia sustenta las bases para el sistema político. Es decir, el Kojiki nace de una necesidad de crear los pilares políticos de una nación al descubrir su propia singularidad gracias a la comparación con una realidad ajena como es China.
Tras estas divagaciones quedan muchas cuestiones en el aire, muchas preguntas sin respuestas. Algunas de ellas son referidas al hecho de si los mitos que encontramos en el Kojiki son realimente un compendio del colectivo tradicional o si fueron creados a raíz de la necesidad de un sistema político que necesitaba justificar su hegemonía. Por otro lado, y si nos atenemos a la idea de que existe un elemento común en los monogatari de otras culturas, y encontramos análogos del Kojiki y mitos que en él aparecen, ¿hasta qué punto les importó buscar sus raíces y su identidad cultural en si mismos? Esto podría parece que contradice la conclusión última a la que llegamos, pero en mi opinión no es así, pues incluso la búsqueda de la identidad cultural pudo ser también un montaje de puertas adentro para justificar un sistema nacionalista.
Por último, tras ver tantas similitudes entre el Kojiki y las Metamorfosis cabe preguntarse si pudo haber contacto entre ambas culturas, sobre todo a la luz de la comparativa entre otras artes como es el caso del teatro Nô y el teatro grecolatino, o todo es resultado de un subconsciente colectivo. De ser así, ¿con cuantas culturas podríamos encontrar estas semejanzas?
Bibliografía:
— ANÓNIMO. El cuento del cortador de bambú. Traducción y Edición de Kayoko Takagi. Madrid: Cátedra, 2004. 272 páginas. ISBN: 84-376-2183-6
— ANÓNIMO. Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón. Traducción del japonés de Carlos Rubio y Rumi Tani Moratalla. Madrid: Trotta, 2012 (2ª Edición). 282 páginas. ISBN: 84-8164-984-0
— ANÓNIMO. Popol Vuh. Madrid: Trotta, 2012. 252 páginas. ISBN: 84-8164-965-9
— DE CERTEAU, Michel. La fábula mística (siglos XVI – XVII). Madrid: Siruela,2006. 378 páginas. ISBN: 84-9841-025-8
— ESOPO. Fábulas. Introducción, traducción y notas de Gonzalo López Casildo. Madrid: Alianza, 1998 (1ª Edición). 197 páginas. ISBN: 84-206-3641-X
— NASÓN, Ovidio. Metamorfosis. Edición de Consuelo Álvarez y Rosa Mª Iglesias. Madrid: Cátedra, 2006 (6ª Edición). 824 páginas. ISBN: 84-376-1381-7
— OÑATE Y ZUBÍA, Teresa. El nacimiento de la filosofía en Grecia. Viaje al inicio de Occidente. Madrid: Dykinson, 2004. 384 páginas. ISBN: 84-9772-303-1
— PSEUDO-APOLODORO. Biblioteca Mitológica. Madrid: Alianza, 2010. 310 páginas. ISBN: 84-206-5808-7 — RUBIO, Carlos. Claves y textos de la literatura japonesa. Una introducción. Madrid: Cátedra, 2007. 715 páginas. ISBN: 84-376-2422-8
— VV.AA. 9 piezas de teatro Nô. Edición y traducción de kayoko Takagi y Clara anés. Madrid: Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2008. 281 páginas.84-460-1854-3
Notas aclaratorias:
- Encontramos a lo largo de la historia de las distintas culturas un paralelismo claro entre los textos fundacionales. Este hecho no lo hemos advertido recientemente sino que ya se estudió desde el Renacimiento, y fue inspiración para escritores como Dante Alighieri, que sabía que toda lengua (y por tanto cultura) necesitaba de un cantar para sustentarse como tal. También seria tema principal en el movimiento de la Weltliterature. Mostrando un pequeño abanico de textos que han sido la base de un sistema político-mitológico encontramos: Popol Vuh (relato maya del origen del mundo y de la vida), Ramayana (epopeya hindú sobre el viaje del dios Rama) y, por último, la Metamorfosis de Ovidio [poema del que trataremos a continuación], base de la cultura grecolatina de la que provenimos.
- Los hermanos Grimm ya habían estudiado estos elementos repetidos en el folclore de distas culturas a través de recopilaciones que gracias al Romanticismo que quedó como residuo del movimiento ilustrado europeo se habían comenzado a hacer en los siglos XVIII y XIX. Japón no escapa del subconsciente colectivo en los relatos populares, véase prólogo de Kayoko Takagi al Cuento del cortador de bambú: páginas 112-124.
- La teoría del antropólogo y psicólogo clínico Carl Jung nos habla un fenómeno cultural compartido por la psique de los distintos pueblos al quedar arraigados a una serie de factores comunes, esto implica que al partir de ciertas semejanzas se debe llegar a una proyección similar en ciertos valores heredados de esta tradición compartida. Este no es un estudio aislado, sino que existen otras variantes como el estudio de Alois Riegl: el Kunstwollen.
- Izanagi e Izanami son dos hermanos y esposos pertenecientes a “ Las Siente Generaciones de la Era de los Dioses” y los encargados de “poner en orden todas las tierras flotantes y hacerlas solidas y firmes”. Véase Kojiki paginas 53-57.
- Al contrario que en la gran mayoría de las mitologías, Amaterasu a pesar de su sexo femenino, representa el papel de diosa del Sol, mientras que Tsukuyomi siendo varón simboliza la Luna. El hermano restante, Susanowo, sería el dios del Mar y la Discordia.
- Esta sucesión de familias nobles y su importancia en el desarrollo en la historia mitológica de Japón como grandes familias de héroes, es un indicador clave para la comprensión del libro como una propaganda política en aras de publicitar a los más importantes benefactores y apoyos políticos del emperador. Esta visión propagandística es transparente en cuanto que el libro decae notablemente a nivel literario y mitológico para dar paso a simples anuncios con fines políticos.
- Todos sabemos que el mito fue el origen de la filosofía, y uno de los principales papeles de esta fue la dialéctica y la metafísica, que en conjunto funcionarían para inducir juicios y opiniones sobre el lector. La fabula es un caso interesante que funciona como puente entre mito y metafísica de la costumbre.
- Ya hemos hablado de personajes históricos reales mencionados en el Kojiki. En las Metamorfosis también aparecen personajes reales como Rómulo y Remo, Tiberino, Pitágoras, Numa o incluso Cesar.
- La primera revolución que dio como resultado un cambio de Era fue la sublevación de Júpiter nte Saturno, su padre y titán, que desencadeno la liberación de los dioses olímpicos y el destierro de los titanes al Tártaro. La segunda de ellas viene dada por la insurgencia de Prometeo al llevar el fuego del conocimiento a los humanos y con ello darles el poder de la libertad, emancipando a los dioses.
[alert-success] Autor: Jorge Salvador Ramiro.
Estudié Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid, licenciando en el 2014. Además de la licenciatura he desarrollado varios cursos y talleres especializados en distintos campos, todos ellos relacionados de distinta forma con la Historia, como por ejemplo un curso de Mármoles Romanos en Hispania, cursos sobre historia y arte de Japón y otros diversos.[/alert-success]
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