Que España es un país de contrastes originado por un crisol de culturas, es de común sabido. Una de las particularidades de esa heterogeneidad que nos caracteriza se observa en nuestra arquitectura. Cualquier observador que se precie podrá dar cuenta de que la arquitectura del norte y centro peninsular difiere mucho de las del sur y del Mediterráneo, esta última con predominio de la línea horizontal y con un rasgo muy interesante: la casa patio. Toda la arquitectura doméstica gira en torno a un espacio abierto. ¿De dónde es originario el patio, siendo el más conocido el modelo casa patio andalusí? Si echamos la vista atrás podemos ver cómo las culturas grecolatina y musulmana tienen mucho que decir.
La herencia grecolatina nos ha legado la casa-patio propiamente dicha, un tipo de hogar que, frente a las culturas del norte peninsular y europea que se rigen en torno a una hoguera, éste se desarrolla en torno al patio. Este patio no era sólo de carácter recreativo, sino que ahí se desarrollaba la vida activa de los habitantes de la casa. Refrescaba en verano y lograba que la casa mantuviera la temperatura en invierno. El ejemplo más claro de influencia romana que podemos señalar son los peristilos de las casas pompeyanas, casas cerradas al exterior pero abiertas a un espacio interior desde el cual las mujeres cocinaban, cuidaban de los hijos o vivían tranquilamente sin ser molestadas por el exterior.
Por otra parte, nos encontramos con el legado musulmán. Antes de llegar a tierras hispanas, el Imperio Musulmán dominado por la familia Omeya desde Damasco (Siria, ss. VII-VIII) se había expandido por el este llegando hasta el Pendjab (India) y abarcando todo el norte de África por el oeste. De Persia, donde aún prevalecía moribundo el Imperio Sasánida, imitaron el modelo de jardín selvático que se alternaba con las estructuras arquitectónicas y urbanas de las ciudades. A su llegada a la Península supieron cómo conservar el espacio ajardinado en la arquitectura hispana, adaptando los aspectos romanos y persas y creando un modelo de casa que les permitía mantener un aspecto importante de su cultura: alejar a sus mujeres de miradas ajenas y preservar con celo su intimidad.
Un detalle a considerar es que las influencias romana y persa quedan, en cierto modo, ensombrecidas por otro legado cultural bien fuerte: la religión. La religión cristiana y musulmana son dos ramas de una misma creencia monoteísta fuertemente arraigada en las culturas mediterráneas, sin olvidar la judía. En el tema de los espacios abiertos, estos no desaparecen de la vida musulmana ni cristiana, pero sí que quedan estrictamente acotados hacia el interior, referencias del claustro medieval o de los riwaqs musulmanes (monasterios). Si bien es cierto que antes he mencionado que los patios quedaban salvados de las miras exteriores, con el monoteísmo y la época medieval se acusa más esta tendencia, siendo el principal objetivo el de la protección.
Finalmente, la religión o las tradiciones grecolatinas y sasánidas no son los únicos aspectos a considerar sobre la cultura de los espacios interiores abiertos, también nos encontramos con el propio temperamento caprichoso de nuestro país, marcado por el clima árido y de elevados contrastes térmicos, latitudes diversas traducidas en calmos valles rodeados de escarpadas montañas o las grandes extensiones de tierra de matorral que nada ayuda al viajero a encontrar sombra o descansar en paz, situación muy similar a la que los musulmanes tenían en Arabia. Estamos en un país extenso y con una compleja naturaleza que obliga a los habitantes de cada región a acomodarse como puedan a las peculiaridades del clima y la tierra. La idea de ver la casa como refugio de las inclemencias del exterior, tanto físicas como humanas, hacen que se la vea a modo de monasterio, un lugar que separa el ámbito del hogar con el resto de la sociedad, ejemplo que observamos en la reclusión del rey emperador Carlos I en 1556 en el Monasterio de Yuste(1). Debido a todo esto, la tendencia de cubrirse con gruesos espacios amurallados para protegerse es inevitable y el estilo medieval influyó bastante en el desarrollo de estos espacios amurallados que, durante tantos siglos ha provocado que en España el patio central no evolucione a un patio-jardín extendido. En países vecinos, como Inglaterra (jardín romántico), Francia (Versalles) o Italia (las villas), se puede observar una tendencia más ligera de espacios abiertos de cara a la ciudad, patios que tranquilamente se van transformando en jardines sin límites para disfrute del caminante, espacios que se abren al exterior oxigenando el denso ambiente urbano de la ciudad medieval.
La vida y la muerte. El desierto y el agua.
La presencia del jardín en el mundo musulmán es crucial para el entendimiento de esta cultura oriental. Los musulmanes eran entonces, en los siglos VII-VIII, árabes provenientes del desierto arábigo(2) donde encontrar un poco de agua y sombra era un milagro. La presencia de oasis se celebraba con «jolgorio» para el abastecimiento de los animales de carga y para los mismos viajeros(3). Los árabes eran en gran parte nómadas del desierto, comerciantes que iban de una ciudad a otra haciendo trueques o llevando información. Tras la muerte de Mahoma, en el 632, se le añade el transmitir la nueva fe por los lugares que iban conquistando hasta transformarla en la fe de los gobiernos, expandiéndola hasta llegar al norte de África por el oeste y los territorios de la India al Este. Del mismo modo que la Biblia menciona el Edén como Jardín de Dios, aquel que creó para disfrute del hombre, el Q’umran, Corán, libro sagrado de los musulmanes, menciona innumerables veces el jardín con idéntica simbología: la promesa suprema de infinita felicidad. El Corán alberga numerosas suras con poemas que hablan del Paraíso(4). El jardín es el Edén o Jardín de las Delicias(5) es a veces santo (rauda o rawda) para lugares como cementerios o lugares de enterramiento, otras veces es sensual y exótico para el goce personal (janna o anna)(6).
Similar a un oasis, en los jardines el agua es el centro de la vida. También en la tradición cristiana se habla del agua como Fuente de la Vida. En la simbología musulmana se entiende el agua como una joya de valor incalculable, un cristal que da vida y todo lo refleja, del agua surge el principio del Todo. Esto hace que se convierta en el centro de atención y creación de los jardines como representaciones del Paraíso en la tierra, es una presencia obligada en la vida del musulmán. En un poema del siglo XI hallado en la fuente del Patio de los Leones(7), en la Alhambra de Granada, nos muestra el agua de dos modos: el agua como obra de arte divina, una joya, y el agua como la victoria de Muhammad V en 1319 cuando alude a los leones de la guerra(8). No es el único poema de la época que menciona el simbolismo del agua, también hallamos aquellos en los que se menciona la semejanza del jardín con el Paraíso como es en la IV Sura, aleya 57 del Corán(9), recogida en un friso del pabellón norte del Generalife. Se entiende el agua como obra de arte en el sentido de que los musulmanes utilizaban su naturaleza para “avivar” el jardín. Al ser una cultura principalmente anicónica los musulmanes usaban el movimiento, la tranquilidad y la capacidad de reflejo del agua para decorar el jardín y entretener con su pureza a los visitantes o al califa y la corte. De no ser por el protagonismo del agua, los jardines y patios musulmanes habrían quedado igual que los pesados y macizos espacios monásticos del Medievo europeo.
El ejemplo más conocido de jardín musulmán lo encontramos en la Alhambra, cuyo desarrollo vital vio venir la trayectoria de varios sultanes que colocaron cámaras, jardines, estanques, y salas diseminadas por un conjunto que poco a poco se va dispersando y desarrollando por los alrededores, camuflándose con la naturaleza que lo engloba. La arquitectura nazarí engloba la tradición grecolatina, omeya y bereber junto con aportaciones propias, dando lugar a este conjunto palatino como obra cumbre de la evolución del arte andalusí.
El significado oriental: sasánida y coránico. Los chahar bagh.
Encontramos que el jardín andalusí tiene dos vertientes, el jardín persa o sasánida y el coránico. El primero es puramente recreativo(10), hecho para el despliegue de sensualidad natural, la contemplación de la belleza y el descanso espiritual; un jardín estrictamente limitado y cegado al exterior. Hay que mencionar que la palabra “espacio cerrado” que define a los jardines persas es pairi-daeza(11), de donde deriva la palabra paraíso. Los musulmanes tomaron este modelo y lo transformaron para crear un tipo de jardín conocido como chahar bagh(12), que en avéstico (antigua lengua indoeuropea de la zona mesopotámica) se traduce como aquellos jardines que discurren en crucero con dos canales entrecruzados que riegan la vegetación, simbolizando los cuatro ríos del Paraíso (Tigris, Eúfrates, Pisón y Guijón).
La simbología de las dos rectas que se cruzan, aquí traducida en los cuatro ríos sagrados, es un arquetipo que viene de lejos, ya en época neolítica(13). Otra forma de entender las dos rectas que dan lugar a los cuatro espacios ajardinados, es que la línea horizontal anuncia la tierra donde están los fieles, la vertical el cielo donde se halla a Alá-Dios(14). Este tipo cuadripartito es muy seguido por los almohades, como se observa en los restos arqueológicos de los Reales Alcázares de Sevilla (ss. X-XI) o en las terrazas del conjunto palatino omeya de Medina Azahara en Córdoba (s. X). En el otro extremo del antiguo Imperio Musulmán, en la actual Pakistán, se elevaron los jardines de Shalimar (s. XVII), en la ciudad de Lahore, donde podemos observar similitudes estructurales con los jardines andalusíes.
La otra tipología se denomina coránico, un espacio más escueto cuya función es la contemplación y la meditación espiritual, pero que también posee vegetación, aunque no tan suntuosa como la del chahar bagh. Ambas tipologías confluyen en la Alhambra con el jardín del Generalife como jardín de inspiración persa, y el Patio de los Leones como jardín coránico. El primero responde al palacio de recreo, el jardín ideal que más tarde describiría el poeta Ibn Luyun en su Tratado de Agricultura del siglo XIV(15). La temática del jardín como el Edén viene de la fantasía del recrear espacios suntuosos propios de una corte real, la más inmediata, la corte del rey Salomón que entonces era la aspiración de cualquier rey o califa en la época medieval.
Bibliografía
CLIFFORD, D. Los Jardines: historia, trazado y arte. ED. Instituto de Estudios de Administración Local. Madrid, 1970.
FAIRCHILD RUGGLES, D. Islamic Gardens and Landscapes. ED. University of Pennsylvania Press. Philadelphia, 2008.
GARCÍA LUJÁN, JOSÉ ANT. El Generalife, jardín del paraíso. ED. José Antonio García Luján. Granada, 2006.
GRABAR, OLEG. La Alhambra: iconografía, formas y valores. ED. Alianza Forma. Madrid, 2001.
Recursos electrónicos (página web)
SHAMSUDDÍN ELIA “El jardín en la tradición islámica. Botánica, espiritualidad, Al-Ándalus, la frescura del Paraíso, la frescura del presente”. 2008. www.webislam.com/
MARTÍNEZ CORRECHEL Y GIL, CONSUELO. “Los jardines hispano islámicos”. 2009 PDF. www.alhambra-patronato.es/
“El jardín en la tradición islámica”. 2007. www.islamchile.com/civilizacion. PDF.
(1) CLIFFORD, DEREK. P. 52.
(2) Tras la muerte de Mahoma, los transmisores del Islam eran, en su inmensa mayoría, árabes, gente proveniente de la Península Arábiga y que expandieron la nueva fe por todo el nuevo Imperio. Tras la caída Omeya (aprox. 750), el centro religioso seguirá siendo La Meca, en la actual Arabia Saudí, pero el Imperio pasará de ser exclusivamente árabe a ser musulmán, acogiendo a numerosas tribus y etnias de todo el territorio islámico, tal como se ve con el ascenso de una familia persa, los Abasíes, en Bagdad (actual Irak) como nueva sede política del Imperio Musulmán.
(3) SHAM SUDDÍN ELIA. P. 2.
(4) PDF “El jardín en la tradición islámica”. 2007. P. 1.
(5) Ibid.
(6) Op. Cit. SHAMSUDDÍN. P.2.
(7) GRABAR. P. 124.
(8) GARCÍA LUJÁN. P. 12.
(9) Ibid.
(10) Además de lugar de ceremonia y giras militares, se practicaba la equitación, la caza y el polo. Op. Cit. SHAMSUDDÍN ELIA. P. 3.
(11) Op. Cit. SHAMSUDDÍN. P. 2.
(12) FAIRCHILD RUGGLES. P. 89.
(13) MARTÍNEZ CORRECHEL Y GIL, C. P. 5.
(14) El islamólogo Asín Palacios, M. en su obra La escatología musulmana en la Divina Comedia, 1984, P.431, menciona un pasaje de la Mi’ray respecto a un pasaje de Mahoma al contemplar los cuatro ríos, donde Gabriel le explica que dos de ellos están ocultos porque vienen del cielo, los otro dos, son el Nilo y el Eúfrates. Op. Cit. SHAMSHUDDIN. P. 2.
(15) Op. Cit. GARCÍA LUJÁN. P. 14.
Autora:
[alert-success] Soy Helena María Guzmán Jiménez, tengo 28 años y soy de Córdoba, donde actualmente resido. Desde pequeña siempre me ha fascinado el Arte, la Historia y las religiones así que decidí estudiar Historia del Arte (qué mejor combinación) y me licencié en 2011. Pasé un año en Padua, Italia, como estudiante Erasmus y seis semanas en Irlanda para mejorar mi inglés, por lo demás, mis viajes han sido de placer, recorriéndome numerosas ciudades de Europa con la familia y amigos siempre que la economía lo permitiera. Dada la actual situación de crisis económica tuve que decidir entre seguir un camino dedicado a la investigación sobre la Córdoba medieval o dejarlo para realizar un máster de Secundaria. Finalmente opté por lo segundo, con el fin de que cuando tuviera un sueldo, dedicarme a mi pasión, investigar sobre el mundo medieval español en general, Al-Ándalus en particular, con el objetivo de enlazar el pasado medieval con nuestro presente, especialmente en lo que atañe a la convivencia y la religión. La razón por la que conocí Historia 2.0 fue debido a una mini investigación que hice por aburrimiento hace unos años, donde descubrí que los vikingos habían llegado a tierras españolas a lo largo de los siglos IX y X para enfrentarse a musulmanes y cristianos y que levantaron un pueblo entre Sevilla y Córdoba en tiempos de Abderramán III. Me sorprendió gratamente, ya que la religión y culturas del norte europeo también me fascinan. Investigando di finalmente con la web de ValkyriesVigil de Laia San José Beltrán y finalmente con Historia 2.0. [/alert-success]
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Enhorabuena Elena .Un gran trabajo y un gran esfuerzo.Gracias por compartirlo.