Los samurais, la famosa élite de guerreros japonesa, son conocidos como guerreros honorables, por su magnífica habilidad para el combate y sobre todo, por su código de honor. Pero estos legendarios guerreros tienen un lado oculto.

En este documental del Canal ODISEA se hace una breve introducción a qué era un samurai, cómo funcionaba su código y cual fue su realidad histórica. Pero lo realmente interesante es que gracias a unos rollos del siglo XI que se encontraron en la prefectura de Akita, y unos recientes descubrimientos de manuales de guerra del siglo XVI, se ha recreado la vida de un joven campesino para explicar la siniestra tradición de los samurais de cortar las cabezas de sus enemigos.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=pH6X_Pgqyrs

 

Cobro de cabezas

Los samurais son unos de los guerreros más refinados dentro y fuera de la batalla pero se ha demostrado que ellos también compartían la práctica de cortar la cabeza del enemigo caído.

Esto que puede parecer una muestra gratuita de violencia, se debe a nada más y nada menos que la de demostrar con pruebas a su señor de la guerra, lo qué se había hecho en el combate. Cortar la cabeza de un rival digno en el campo de batalla era motivo de gran orgullo y reconocimiento. Tras el combate la cabeza se mostraba al señor de la guerra que se tapaba la cara con un abanico, para que el muerto no le reconociera. Los guardas del señor de la guerra se situaban al este y al oeste recitando hechizos y oraciones, que según creían, paralizaban a los espíritus demoníacos de los enemigos.

Cuando un samurai no podía cargar más cabezas durante la batalla, cortaban las narices. Durante las invasiones de Hideyoshi a Corea, era tal el número de cabezas cortadas de los enemigos que tenían que ser enviadas a Japón, que por motivos logísticos se envió solamente la nariz. Estas eran cubiertas con sal y enviadas en barriles de madera. Estos barriles fueron enterrados en un túmulo cerca del «Gran Buda» de Hideyoshi, donde permanecen al día de hoy bajo el nombre equivocado de Mimizuka o «túmulo de orejas».

 

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