En la antigua Grecia vivió el pintor más importante de toda la antigüedad: Apeles (nacido en 352 a. C. y fallecido en el 302 a. C.)

A pesar de que no conservamos ninguna obra suya, las fuentes lo han citado como un mago de los pinceles, realizando obras de todo tipo incluidos los retratos de los más grandiosos emperadores entre ellos Alejandro Magno que o admiraba sin medida.

El magnífico escritor Plinio el Viejo nos cuenta una anécdota acerca del este pintor que nos trae el origen de una frase hoy en día muy popular. La podemos encontrar en su Libro XXXV de la Historia Natural (Mineralogía, usos de la tierra, pigmentos, discusión sobre el arte de la pintura y el uso del sulfuro).

«Alejandro el Grande visita a Apeles mientras está pintando a Campaspe» (1725-1726), de Giambattista Tiepolo.

Se dice que Apeles gustaba de exponer sus obras para que todo el mundo le admirase, pero que estaba además muy abierto a la crítica. Se escondía para observar lo que la gente sentía o decía al ver sus obras artísticas.

En una ocasión un zapatero criticó la forma en que había pintado una sandalia. Apeles en esta ocasión la rectificó y la pintó mejor.

Al día siguiente el zapatero al ver el cuadro corregido, henchido de orgullo criticó también la manera de pintar una pierna. En esta ocasión Apeles salió de su escondite para decirle: Ne supra crepidam sutor judicaret («el zapatero no debe mirar más arriba de las sandalias»), lo que se ha popularizado hoy como «zapatero a tus zapatos».

Os preguntaréis por qué la frase está redactada en latín y no en griego, esto se debe a que a anécdota está contada por Plinio El Viejo, que escribía en latín.

Marta Sixto
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