El imperio de Palmira tuvo una fugaz existencia; tan solo cinco años entre el 267 y 272. Su única gobernante fue una mujer. Una reina que aspiraba a ser como otra reina, Cleopatra, y que hoy sigue siendo objeto de estudio por las grandes incógnitas que rodean su vida.

Fue conocida por Zenobia, aunque esa era la adaptación al griego antiguo de su nombre: Bathzabbai. Además de su lengua materna, el arameo de Palmira, dominaba el arameo egipcio, el latín y el griego, por lo que debía pertenecer a una familia noble.

«El matrimonio de Zenobia y Odenato» de Justus van Egmont

Se casó con Septimio Odenato, el gobernante de Palmira, con catorce años. Fue su segunda esposa, y del primer matrimonio existía ya un heredero. Pero padre e hijo murieron en el año 267 y Zenobia quedó al frente de la ciudad como regente de su propio hijo de un año, Vabalato.

En ese momento, Palmira formaba parte de la provincia romana de Siria y no tenía ningún problema con el imperio. Constituían la frontera frente al imperio Sasánida y luchaban por controlarlo. Zenobia gobernó con el título de Augusta y se dedicó a fortificar y embellecer la ciudad. Pero al año siguiente, en el 268, aprovechó que el nuevo emperador romano, Claudio el Gótico, estaba centrado en las guerras con los godos para empezar a ampliar su imperio.

Con la pretensión oficialmente de proteger al Imperio Romano de Oriente de los persas, Palmira comenzó su expansión y Roma se lo permitió. Pero en 269, el ejército de Zenobia conquistó Egipto y decapitó al prefecto romano destinado allí para proclamarse reina e incluso acuñar moneda propia. No es de extrañar que se dirigiera precisamente a Egipto, puesto que se dice que Zenobia siempre admiró e incluso manifestaba ser la heredera de Cleopatra.

Por el norte llegó hasta Anatolia y consiguió tomar algunas de las rutas comerciales de mayor importancia para Roma. Ella misma dirigía en persona a su ejército. Pero en 270 llegó al poder en Roma el emperador Aureliano, que decidió tomar medidas contra ella de una vez por todas. La cercó dividiendo su ejército en dos, una parte entrando desde Egipto y la otra desde Asia menor, y consiguió derrotarla en Siria, en la ciudad de Emesa.

Zenobia se atrincheró en Palmira y Aureliano la sitió. Cuando la ciudad cayó, huyó con su hijo y consiguió llegar al Eufrates, pero fue capturada. La reina fue llevaba a Roma, pero a partir de ahí, no se sabe a ciencia cierta qué fue de ella. Puede que fuera ejecutada, pero la versión más popular dice que Aureliano la perdonó y la instaló en una villa romana en el Tívoli.

 


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Elías Viana, Marta: Zenobia de Palmira (6 de marzo de 2018), en La Misma Historia [Blog]. Recuperado en: https://lamismahistoria.es/zenobia-palmira/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

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