Los Juegos Olímpicos eran una actividad tremendamente importante en la antigua Hélade. Con una dimensión religiosa y panhelénica, no sólo paralizaban al ‘país’ (al punto de existir una tregua olímpica) sino que además se utilizaron como punto de referencia cronológica. Así, los años en la antigua Grecia se contaban desde la primera Olimpiada, que en nuestro actual calendario corresponde al 776 a. C.

Sin embargo tanto la participación como la asistencia estaban prohibidas para las mujeres. Era tal esta prohibición que incluso existía una ley al respecto en Elis (o Élide, polis cercana a Olimpia y capital de la región del mismo nombre) por la que si se descubría a una mujer asistiendo a los juegos (o incluso mirando desde el otro lado del río Alfeo) como castigo sería despeñada desde el monte Tipeo.

Gracias a los testimonios de las fuentes clásicas conocemos algunas excepciones, por ejemplo sabemos que algunas sacerdotisas (a menudo del culto de Deméter) tuvieron algún tipo de permiso para observar los juegos en momentos concretos de la Historia. También hubo algún ejemplo de picaresca, en el año 404 a. C. Kallipáteira (o Fereníke) consiguió asistir a los juegos haciéndose pasar por el entrenador de su hijo Pisídoro, luchador que participaba en las Olimpiadas de ese año. Fue descubierta, y aunque se le respetó la vida, desde ese momento se promulgó una ley por la que los entrenadores (como ya pasaba con los atletas) deberían ir desnudos dentro del recinto sagrado.

¿Entonces ninguna mujer participó en los juegos? Bueno, en la modalidad de carreras de carros no sólo se premiaba al auriga ganador, sino también al propietario del carro y los caballos. Y fue mediante este ‘vacío legal’ que pudimos ver a la primera mujer ganadora de unas Olimpiadas. Corría el año 396 a. C. (la 96ª Olimpiada) y Esparta llevaba una importante sequía de victorias, debida principalmente al veto a participar en los juegos (desde 420 hasta probablemente el 400) al que habían sido castigados por haber invadido territorio eleo durante las Guerras del Peloponeso.

 

LA PRIMERA CAMPEONA OLÍMPICA

Frances Wetherall
La actriz británica Frances Wetherall (1868-1923) caracterizada como Kyniska. Fotografía (c. 1905), sobre postal de bromuro, de Percy Guttenberg.

Kyníska (también suele aparecer en castellano como Cinisca) fue una princesa espartana. Hija de Arquídamo II y hermana de Agis II y Agesilao II (todos ellos reyes de Esparta), Kyníska «deseaba vivamente la gloria en los Juegos Olimpicos» según nos cuenta Pausanias (3.8.1). El hecho de ser princesa no es casualidad, pues los gastos que se necesitaban para dedicarse a la cría de caballos (hippotrophía) limitaban esta labor a las clases más pudientes. Hablamos de poseer y mantener extensos pastos, establos, personal especializado (criadores, entrenadores, veterinarios, etc.), pero además para competir haría falta invertir en la construcción del carro y en la contratación de un auriga, así como sufragar el desplazamiento hasta Olimpia.

Quizás convencida por su hermano Agesilao, Kyníska participó como propietaria en la prueba de téthrippon (carro tirado por cuatro caballos), alzándose finalmente con la victoria. Por supuesto no pudo asistir a la prueba, pero al igual que a cualquier otro campeón olímpico se le permitió erigirse una estatua en Olimpia.

El grupo escultórico, obra de Apeles de Mégara, representaba el carro, los caballos y el auriga que participaron en la prueba y, junto a ellos, una estatua en bronce de la propia Kyníska. En la basa se podía leer esta inscripción:

«Reyes de Esparta fueron mi padre y hermanos; y yo, Kyníska, con un carro de veloces corceles vencedora, erigí esta estatua. Y afirmo que yo soy la única, de entre todas las mujeres de la Hélade, que ha recibido esta corona.»

Pero no sólo fue la primera mujer en ganar una prueba olímpica; también fue la primera mujer en ganarla dos veces consecutivas, pues cuatro años después se coronó de nuevo como ganadora de téthrippon en la Olimpiada del año 392. La figura de Kyníska se convirtió en modelo, no sólo para las mujeres espartanas sino para las de toda la Hélade. A su muerte se levantó en su honor un herôon (santuario dedicado a los héroes) en Esparta, que el propio Pausanias aún pudo ver en pie cuando visitó esta ciudad cinco siglos después.

Kyniska gana el premio en las carreras de carros
“Kyniska gana el premio en las carreras de carros”. Ilustración del libro “Biographie des femmes illustres de Rome, de la Grèce, et du Bas-Empire” (Paris: Chez Parmantier, Libraire, 1825), de Mme. De Renneville.

OTRAS CAMPEONAS DE CARROS

Habiendo pasado veinticuatro años desde la primera victoria de Kyníska, la también espartana Euryleonís (o Eurileónide en castellano) venció en la prueba de synoris (carro de dos caballos) en la Olimpiada de 368 a. C. Al igual que ocurrió con Kyníska, a Euryleonís se le erigiría una estatua en la propia Esparta, una polis que tradicionalmente sólo honraba a las mujeres muertas durante el parto (y a los hombres muertos durante el combate).

No fueron las únicas. A lo largo del tiempo sabemos que también se hicieron con la victoria en la carrera de carros otras mujeres, como la macedonia (o quizás argiva) Bilistiché (quién ganó las pruebas de téthrippon y synoris en 264 a. C.) o la también macedonia Berenice (que tras casarse con Ptolomeo I Sóter se convirtió en Berenice I de Egipto). En los Juegos Panatenaicos nos encontramos con un caso sorprendente: las hermanas Zeuxo, Encrateia y Hermione, hijas de Polícrates de Argos y de Zeuxo de Cirene (ambos progenitores también ganadores de los juegos). Por último, entre las vencedoras de las que apenas se sabe más que el nombre se encuentran Timareta y Theodota (ambas de Elis) y una tal Cassia de origen desconocido. Todas ellas pioneras, y a su modo precursoras, de las actuales campeonas olímpicas.

 


BIBLIOGRAFÍA

FUENTES CLÁSICAS

  • Jenofonte: “Agesilao”
  • Plutarco: “Vidas paralelas: Agesilao – Pompeyo”
  • Pausanias: “Descripción de Grecia”

MONOGRAFÍAS

  • Kyle, Donald G.: «The Only Woman in All Greece»: Kyniska, Agesilaus, Alcibiades and Olympia. Journal of Sport History Vol. 30, Number 2, Summer (2003), 183-203
  • Fornís, Cesar: Cinisca Olimpiónica, paradigma de una nueva Esparta. HABIS 44 (2013), 31-42

Si quieres utilizar este texto perteneciente a La Misma Historia, no olvides citarnos de la siguiente forma:

Cuesta Hernández, Alfonso: Las campeonas olímpicas de la Antigüedad (9 de marzo de 2017) en La Misma Historia [Blog]. Recuperado en: https://lamismahistoria.es/campeonas-olimpicas-antiguedad/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

Últimas entradas por Alfonso Cuesta (ver todo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *