¿QUÉ FUERON EN SU ORIGEN Y CÓMO SURGE LA IDEA DE LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES?

Las Exposiciones Universales fueron una forma para las potencias de la segunda mitad del siglo XIX de presumir de sus logros y “competir” con las demás naciones bajo el manto de las relaciones comerciales. Nos encontramos en el contexto de dos procesos clave como son el imperialismo y la revolución industrial, y en los que asistimos a lo que se podría llamar un primer proceso de globalización en el que se hacía necesaria una nueva forma de relación entre los imperios. Al primer aspecto, más técnico, se le incorporó otro cultural que les permitía darse a conocer. Para el visitante común, fue éste último el más importante. En el siglo XIX, la información acerca de las demás naciones era limitada y, normalmente, subjetiva según la relación que mantuvieran con el propio país o sus antecedentes históricos. Las Exposiciones fueron una revelación para aquellos que pudieran visitarlas por placer o por trabajo. Es el caso de las crónicas de diversos periodistas, como Emilia Pardo Bazán, que describieron sus impresiones de forma literaria.

Francia ya poseía una tradición de exposiciones dentro de sus fronteras desde 1790 e imitada en otros países a nivel nacional. Sin embargo, la visita del príncipe Alberto —esposo de la reina Victoria— a la celebrada en París en 1844 le dio la idea de celebrar una en Londres para mostrar sus progresos a escala mundial. Así nació en 1851 a la primera Exposición Universal, celebrada en el Palacio de Cristal del Hyde Park en Londres. Ésta llevó el título de “Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de todas las Naciones” y se considera también la primera en incorporar productos manufacturados además de tecnológicos y artísticos como sus predecesoras. El propio edificio del Palacio de Cristal fue una de las maravillas construidas expresamente para este evento. Además, tiene el honor de ser el primero en construirse con un sistema de módulos.

 

LA EVOLUCIÓN DE LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES

Desde este momento, las conocidas como “Universales” son las llamadas “Registradas” por la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE), y cuya duración abarca de entre 6 semanas a 6 meses. Existe otro tipo de exposición también de carácter mundial, que son las “Internacionales” o “Reconocidas” y se distinguen de las Universales por ser de una duración más corta, de entre 3 semanas y 3 meses.

A lo largo de los tiempos, el objetivo inicial de presentar avances y establecer lazos comerciales derivó, sobre todo a partir de la primera mitad del siglo XX, en un intercambio cultural que primaba sobre los demás aspectos. A finales de este siglo, su finalidad vuelve a transformarse y se centra en la autopromoción de cada país hasta llegar a la actualidad, donde se incorporan los tres elementos. Sin embargo, las Exposiciones Universales no tienen en la actualidad el peso de las de finales del XIX.

Cada país aportaba sus propios productos y logros, compitiendo en destacar en algún campo, y edificaba su propio pabellón para presentarlos. A veces, el atractivo podía ser la exhibición de un objeto, como el de una de las copias originales de la Constitución Americana en la Exposición Universal de Sevilla de 1992, o el de la Compra de Luisiana en la de San Luis de 1904. Otras veces, el mismo país que albergaba la exposición se esmeraba en impresionar con la infraestructura. El caso más conocido es el de la Torre Eiffel, construida para la Exposición de París de 1889 y que ha acabado convirtiéndose en el símbolo de la ciudad. El contenido a exportar abarcaba una amplia cantidad de categorías, desde la alimentación hasta la ciencia. En algunos casos, las Exposiciones Universales coincidían con la celebración de unos Juegos Olímpicos en otra ciudad del mismo país.

Litografía aérea de la Exposición Universal de París de 1889

 

LAS PRINCIPALES EXPOSICIONES UNIVERSALES DESDE FINALES DEL SIGLO XIX Y LOS AVANCES QUE CONLLEVARON

1888 Barcelona: Su repercusión fue más bien urbanística. Se construyeron en la propia área de exhibición, el parque de la Ciutadella, edificios como el Arco del Triunfo —construido como entrada—, el Castillo de los Tres Dragones o la propia Cascada Monumental. Pero También en el resto de la universidad quedan vestigios; el monumento a Colón, el Palacio de Justicia o la instalación de Las Golondrinas, las famosas embarcaciones turísticas. La anécdota aquí fue que Gustave Eiffel propuso al Ayuntamiento de Barcelona la construcción de la torre, pero les pareció demasiado rara y rechazaron el proyecto. Al año siguiente lo presentó en París, con el resultado que ya conocemos.

1889 París: Como ya hemos mencionado, la estrella de esta Exposición fue la Torre Eiffel. Destacaron también los pabellones monumentales de Argentina y Chile, ambos desmontados al finalizar y trasladados a sus respectivos países. El pabellón Argentino fue demolido en 1932, pero el chileno se conserva en la actualidad.

1893 Chicago: Su peculiar característica fue incorporar un parque de atracciones con una gran noria con capacidad para más de dos mil pasajeros. Gracias a ese acierto, la Exposición se salvó de la bancarrota.

1897 Bruselas: Lo más destacable, a diferencia de las anteriores, no sería a día de hoy motivo de orgullo. La atracción principal fue la representación del Congo traída por el rey Leopoldo II, en la que se exhibía a 267 africanos entre hombres, mujeres y niños. Los visitantes les lanzaban comida hasta que la organización tuvo que colocar un cartel indicando que “los negros son alimentados por el comité organizador”.

1900 París: Una vez más, fueros las construcciones el elemento destacable, pero ya no al nivel de la Exposición de 1889. De ésta salieron el actual Museo de Orsay, el Grand y el Petit Palais y el puente de Alejandro III.

1904 Saint Louis: Se presentó la bebida carbonatada Dr. Pepper y se popularizaron alimentos que ya eran famosos en Estados Unidos, como la hamburguesa.

Tras éstas, a lo largo del siglo XX se sucedieron una serie de exposiciones con una temática principal como hilo conductor, pero cuyas innovaciones o construcciones han sido efímeras y no han perdurado, o lo han hecho en malas condiciones.

La Expo ’92 de Sevilla

Aunque no llegamos a verla en el capítulo de esta semana, muchos la tenemos fresca en la memoria por ser parte de nuestra historia reciente. Los elementos más populares y recordados son la conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América, que fue el tema bajo el nombre de “La Era de los Descubrimientos”, y, por supuesto, su mascota Curro. Para ello se construyeron réplicas de las tres carabelas y de la nao Victoria. Ésta última protagonizó un sonado incidente cuando la botaron y se volcó, teniendo que rescatar a Curro —la actriz que iba dentro, claro— de ésta.

La Expo, que recibió más de 40 millones de visitantes, duró seis meses y participaron en ella 112 países. Para la ciudad supuso una revolución tanto urbanística como en el ámbito de los transportes, siendo dotada de nuevas redes viarias, una nueva estación, la llegada del tren de Alta Velocidad y la ampliación del aeropuerto. En cuanto a las instalaciones, la mayoría fueron demolidas o abandonadas. Solo unas pocas se reutilizaron después.

 


BIBLIOGRAFÍA


Si quieres utilizar este texto perteneciente a La Misma Historia, no olvides citarnos de la siguiente forma:

Elías Viana, Marta: Las Exposiciones Universales (11 de abril de 2016), en La Misma Historia [Blog]. Recuperado en: https://lamismahistoria.es/exposiciones-universales/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

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